El corazón
alegre constituye buen remedio
“El corazón
alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos”.
Proverbios 17:22
“Pacientemente
esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo
de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó
mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán
esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová”. Salmo 40:1-3
Para muchos,
quizás el primer versículo que aparece en la lectura de hoy representa su vida
que ha perdido la alegría, que se ha secado interiormente y muestra sólo
amargura y desesperación. Hay un sólo remedio para esto y es Jesucristo, fuente
de gracia y amor que puede transformar todo nuestro ser.
Algo que
muchos hemos aprendido a lo largo de nuestra vida y especialmente cuando
estamos entrando en la vejez, es que debemos reír más. Sin ninguna duda, hemos
vivido momentos felices y los hemos disfrutado al máximo, pero también hemos
sufrido momentos de abandono, rechazo, de angustia, que son parte de la vida. El
consejo de Proverbios es que un corazón confiado, un corazón temeroso de Dios,
un corazón agradecido, a pesar de todo, es un corazón alegre y esto trae
hermosura y sanidad interior.
Hay
suficiente poder y gracia en Dios para transformar nuestra vida, para ayudar al
más miserable que pone su confianza en Él, por eso el salmista reconoce que
pacientemente esperó al Señor para que lo sacara del lodo cenagoso, del pozo de
la desesperación. Esto implica seguir creyendo, aunque las cosas no sean a
veces tan claras, seguir esperando y seguir orando, porque esperar en Dios, no
será en vano.
Cristo es la
Roca de nuestra salvación sobre la cual podemos estar firmes, nos ha dado una
esperanza sólida, Él nos llena de gozo y paz cuando creemos y le conocemos. Por
eso, sólo hemos de alabarle, pues ha sido nuestra fuente de salud en nuestro
espíritu, alma y cuerpo. “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió
nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y
abatido. Mas él, herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros
pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros
curados”. Isaías 53:4-5
Ante su
Nombre, toda tristeza, depresión, enfermedad o adicción, se arrodillan y son
vencidos por el poder de Jesús, su Palabra está llena de promesas de bendición
y salud para todo aquel que la toma para sí. Recordemos que el Señor a través
de Juan nos manifiesta su deseo en 3 Juan 1:2 “Amado, yo deseo que tú seas
prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” Oración.
«Gracias
señor por cuidar en todo aspecto de mí, gracias porque me sacaste del pozo de
la desesperación y me colocaste en ti mi Jesús, me diste alegría y gozo para
alabarte, por eso con la autoridad que me has dado, en tu Nombre declaro
sanidad a mi vida de toda enfermedad y dolencia, espiritual, emocional y
física, escojo la vida y no la muerte, la bendición y no la maldición, por la
fe en tu Palabra y por tu obra perfecta en la cruz. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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