Dios nos marca el camino
“Nunca se
apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás
en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito;
porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te
mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu
Dios estará contigo en dondequiera que vayas”. Josué 1:8-9
“Te haré
entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos.
No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, que han de ser
sujetados con cabestro y con freno, porque si no, no se acercan a ti”. Salmo
32:8-9
A veces
pensamos que la prosperidad y el éxito en nuestras vidas provienen de tener
dinero, poder, buenos contactos personales y por supuesto, de un gran deseo de
alcanzar grandes cosas. La estrategia de Dios para que alcancemos éxito dista
de todo esto y contradicen todo lo que la filosofía de este mundo plantea.
Lo que Dios
le enseñó a Josué para que fuera próspero era que tenía que ser fuerte y
valiente, para vencer las adversidades porque el desafío al que se enfrentaba
no era nada fácil, tenía que ser obediente a la Ley de Dios, leer, estudiar y
meditar constantemente su Palabra, porque su triunfo se basaría en la opinión
de Dios y no en las normas de este mundo. Los pensamientos del Señor debían
gobernar su vida.
Es lo mismo
para nosotros, cualesquiera que sean los asuntos de este mundo no deben ser las
directrices que guíen nuestra vida cristiana, porque, así como a Josué, Dios
nos ha llamado y comisionado para conquistar esta tierra dominada por las
tinieblas. Nos guiará por el mejor sendero, nos aconsejará y velará por
nosotros, por eso dice: “te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes
andar; sobre ti fijaré mis ojos.”
Sólo la
Palabra de Dios debe influenciar positivamente nuestras vidas. Debemos
descansar en la fuerza y la sabiduría divinas y no en las nuestras. La continua
Presencia de Dios cuando oramos y meditamos en sus preceptos, nos dará el valor
para enfrentarnos a lo que venga. Conocer sus promesas nos libra del temor y el
desaliento porque sabemos que Jesús está con nosotros todos los días hasta el
fin del mundo. La promesa del Señor sigue intacta: “he aquí yo estoy con
vosotros todos los días” (Mateo 28:20b).
Sin Él no
tendremos éxito, Él siempre nos guiará, solo debemos disponernos y no ser
tercos como el mulo sin entendimiento que necesita freno y una brida para
mantenerse controlado. Oración.
«Señor, hoy
quiero obedecer y aferrarme a tu Palabra para caminar en este mundo, sé que me
enfrentaré a adversidades, pero contigo a mi lado, podré superarlas, porque te
tengo a ti que me miras, me das instrucciones y consejos para avanzar. Nada ni
nadie puede escapar de tu dominio, por eso le haré frente a todo desafío,
porque mi presente y mi futuro están en tus manos. Enséñame a amar más tu
Palabra. En Cristo Jesús. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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