Lo que tengas es suficiente pa
ra Dios
“Y Eliseo le
dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva
ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite. Él le dijo: Ve y pide
para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas”. 2
Reyes 4:2-3
“Porque de
cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el
mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que
diga le será hecho”. Marcos 11:23
“Más tú,
cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está
en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” Mateo
6:6
Recordemos
un poco esta historia en el Antiguo testamento, cuando el profeta Eliseo va
donde una viuda que había quedado muy endeudada cuando su esposo murió, y
estaba muy angustiada porque en ese entonces el acreedor se llevaría a sus dos
hijos como siervos, ella acude al profeta Eliseo para que le ayude. Él le da
una respuesta un poco inusual: “Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame
qué tienes en casa”. “Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino
una vasija de aceite”.
El profeta
le da la orden de conseguir con sus vecinos muchas vasijas vacías y que luego,
se encierre con sus hijos y empiece a llenar una a una todas las vasijas con el
aceite que tiene. Cuando empezó a hacerlo en obediencia, el aceite comenzó a
fluir y no cesó hasta que todas las vasijas estuvieron llenas. Esto debe
dejarnos una gran enseñanza: Dios actúa y hace milagros en vasijas
completamente vacías.
Preguntémonos
entonces: ¿por qué a veces, a pesar de orar, no recibimos respuestas? Porque
necesitamos vaciarnos de autosuficiencia, porque no podemos resolver el
problema por nosotros mismos, de incredulidad, porque dudamos de lo que Dios es
capaz de hacer en favor de nosotros; librarnos de prejuicios, de impaciencia,
de miedos, y de todas esas actitudes que impiden que el Señor realice milagros
en nuestra vida. A veces estamos tan llenos de tantas cosas que no hay espacio
para que Él intervenga. Toda nuestra estrechez está en nosotros mismos, lo que
falla es nuestra fe, no sus promesas.
Recordemos
lo que dice Efesios 3:20 “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas
mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que
actúa en nosotros”. Dios es suficiente para llenarnos, por eso tengamos cuidado
de no limitar sus bendiciones por nuestra falta de fe y por la desobediencia.
Al Señor
Jesús sólo le bastaron cinco panes y dos peces para alimentar una multitud. Su
poder se desata cuando tenemos fe, cuando aprendemos a caminar, no bajo las
circunstancias, sino bajo su gracia y lo único que necesitamos hacer es
entregarle todo lo que tenemos y lo que somos, siendo obedientes. Entonces
tendremos suficiente aceite, en otras palabras, tendremos la plenitud de Cristo
en nuestra vida. Oración.
«Señor Jesucristo,
sin fe es imposible agradarte, por eso quiero entrar en lo secreto de tu
Presencia para pedirte que quites mi autosuficiencia, incredulidad, temor, y
todas esas actitudes que impiden que tú obres milagrosamente en mí, ayúdame a
confiar en tus promesas y a obedecer tu Palabra. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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