Sendas rectas
“Por lo
cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas
derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que
sea sanado”, hebreos 12: 12-13.
Cuando hay
pecados a los cuales no queremos renunciar, se hace imposible vivir la plenitud
de la vida que Dios nos quiere dar. Si bien, Dios es un Dios de procesos que
nos transforma poco a poco y nos moldea como un alfarero lo hace con el barro
hasta que lleguemos a ser semejantes a Cristo, también es cierto que muchas
veces nos llama a tomar decisiones radicales en nuestra manera de vivir. Él
siempre nos habla con claridad y sin rodeos y nos muestra el camino que debemos
seguir a través de su palabra, pero a veces nos hacemos los sordos y sacamos
excusas para justificarnos y seguir haciendo lo que a nosotros nos parece, sin embargo,
debemos saber que cuando Dios habla no da sugerencias, da órdenes porque tiene
toda la autoridad para hacerlo; sabe realmente lo que nos conviene y lo que no,
porque es nuestro Padre y nos ama.
Si queremos
gozar nuestra vida cristiana a plenitud tenemos que tomar decisiones en cuanto
al pecado y apartarnos de todo lo que ponga en peligro nuestra relación con
Dios. Es el momento de buscar a Dios, de humillarnos delante de Él, de levantar
nuestras manos y de doblar nuestras rodillas (y más que nuestras rodillas,
nuestro corazón) ante el Todopoderoso y de esta manera hacer sendas rectas para
nuestros pies. Nuestras debilidades o ‘cojeras’ nos pueden hacer caer si no las
sometemos a Cristo, pues Él es el único capaz de sanarnos y fortalecernos por
medio de su Santo Espíritu. No es fácil renunciar por nuestras propias fuerzas
al pecado, pero si nos ponemos de acuerdo con Dios en cuanto a lo que está mal
en nuestra vida y disponemos nuestro corazón, Dios se encargará y se
glorificará cualquiera que sea nuestra debilidad. Oración.
«Padre
celestial, dispongo mi corazón para prestar atención a tu palabra y obedecer
cualquiera que sea tu llamado. Sana las áreas de mi vida en las que todavía hay
pecado y no permitas que me desvíe de tus sendas. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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