Cuestión de
prioridades
“¿Es para
vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y
esta casa está desierta? Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad
bien sobre vuestros caminos». Hageo 1: 4-5
El contexto
de este versículo se desarrolla en el tiempo donde Israel había dejado de
trabajar en la reconstrucción del templo de Dios después de su destrucción a
manos del imperio Babilónico, este templo simbolizaba la presencia de Dios en
medio de su pueblo y era lo que los hacía diferentes a todos los demás pueblos
de la tierra. Los Israelitas se justificaban diciendo: “No ha llegado aún el
tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada”. Hageo 1: 3. Para
ese entonces el pueblo estaba ocupado en resolver otras cosas “más urgentes”:
Acumular riquezas, construir casas, engrandecer sus ganados, cosechar sus
sembrados, relegando para después lo verdaderamente importante: su relación con
Dios. Pese a todo su trabajo y esfuerzo estaba pasando algo que no podían
explicar: Sembraban mucho, pero cosechan poco; comían, pero no quedaban
satisfechos; bebían, pero no llegaban a saciarse; se vestían, pero no lograban
abrigarse; y los trabajadores recibían su salario en saco roto (Vs 6). Historia
que en nuestros días se sigue repitiendo. Nos encontramos corriendo por la
vida, tratando de responder las demandas y expectativas que el mundo nos exige:
dinero, fama, poder, etc. Dejamos a Dios en segundo plano y lo empezamos a
poner en la lista de “cosas que debo hacer” pronto nos quedamos con muy poco
que dar, se nos agota la energía y el tiempo no nos alcanza para nada.
Es por eso
que hoy se escucha la misma advertencia que hace 25 siglos escucharon los
israelitas por boca del profeta Hageo, llamando a hombres y mujeres a corregir
sus prioridades: “¡Meditad bien sobre vuestros caminos!” Lo urgente no puede
reemplazar lo más importante: Nuestra relación personal e íntima con Dios.
Cuando le damos a Dios el primer lugar de nuestra vida, todas las demás cosas
empiezan a cobrar sentido y valor. Dios continúa diciéndonos hoy “Subid al
monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y
seré glorificado, ha dicho Jehová”. Busquemos a Dios con todo el corazón y
podremos ver su gloria. Oración.
«Padre Dios,
quiero reconstruir mi relación contigo, no quiero nada más que poner todo mi
empeño en buscarte y ponerte en el trono de mi vida. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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