La vida es
un instante
“El fin de
todo el discurso oído es este: teme a Dios y guarda sus mandamientos porque ese
es el todo del hombre”, Eclesiastés 12:13
Del autor de
este libro, que es el Rey Salomón (cuyo nombre significa el predilecto de
Dios), sabemos que fue uno de los reyes más gloriosos, poderosos y sabios de la
tierra. A la edad entre 18-20 años, cuando su padre David había muerto y él
había sido elegido como rey de Israel, Salomón tuvo la posibilidad de pedir a
Dios lo que quisiera; él pidió una sola cosa: sabiduría para gobernar al
pueblo. A Dios le agradó mucho esta petición y así respondió: “he aquí lo he
hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y
entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se
levantará otro como tú. Y aun también te he dado las cosas que no pediste,
riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en
todos tus días.” (1 Reyes 3:12-13).
Todo esto se
cumplió, sin embargo y tras toda su gloria, llegando a la vejez abandonó los
caminos del Dios verdadero y se entregó a la idolatría junto con sus casi 700
esposas y 300 concubinas que adoraban dioses deplorables. Algunos autores
mencionan que Salomón escribió Proverbios en su juventud, mientras conservaba su
integridad, y que redactó Eclesiastés cuando ya era viejo y, por la gracia de
Dios, se había recobrado de su apostasía (es posible, pero la Biblia no
menciona tal recuperación). Sea como sea Salomón, quien además de obtener el
don de la sabiduría divina experimentó por sí mismo los extremos de esta vida
(la sabiduría y la necedad, la riqueza y la pobreza, la santidad y el pecado,
el amor a Dios y la completa apostasía), da testimonio que en esta vida
pasajera, la cual se desvanece en un instante, lo único que contará realmente
es que hayamos temido a Dios y guardado sus mandamientos; sus mandamientos que
empiezan por la fe en Jesucristo como nuestro único Salvador y el temor a Dios
que solo logramos mediante una relación íntima de amor con nuestro Creador. Oración.
«Padre de la
gloria, hazme comprender por medio de tu palabra que solo Jesucristo basta para
tener una vida plena y con propósito. Permíteme experimentar la llenura del
alma al caminar día a día de tu mano. Amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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