Nuestra
mejor versión
Mujer
virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las
piedras preciosas. Proverbios 31:10.
El capítulo
31 de proverbios describe la exhortación de una madre sabia y amorosa a su
amado hijo Lemuel, un joven e inexperto rey. Inicia con una lista de prácticos
consejos que buscan persuadirlo del mal camino (vs 1-9) y termina con la
descripción del tipo de mujer que debería anhelar (vs 10-31), algo que sin duda
determinaría su éxito como hombre de Dios y rey de una gran nación. Esta madre
describe a la mujer virtuosa como fuerte, incansable, de carácter firme, sabia
e inteligente, autónoma y determinada para tomar decisiones, elegante,
generosa, amante de su esposo y de sus hijos, reconocida y admirada por todos.
Una mujer cuya característica fundamental es su temor y dependencia del Dios
Creador, una mujer que vive en la sobrenaturalidad de la fe y recoge con creces
los frutos de su obediencia.
En el
momento de la creación hay algunas particularidades que merecen la pena
describir: cuando Dios decide crear al hombre utiliza el polvo de la tierra, un
material poco tratado, sin embargo cuando creó a la mujer utilizó un hueso (la
costilla) de Adán, un material altamente procesado, duro, pero a la vez
flexible, capaz de resistir las fuerzas de compresión, soportar peso, proteger
los órganos vitales y permitir el movimiento, por si fuera poco el hueso
también produce las células sanguíneas, células que hacen posible la vida. Otra
cosa para anotar es que mientras el primer hombre (Adán), fue creado en algún
lugar del planeta, la primera mujer (Eva), fué formada dentro del jardín del
Edén cuando ya todo estaba ordenado y perfecto (ver Génesis 2: 4-21). ¡Wow! Qué
especial y delicado ha sido Dios con las mujeres, dándoles un propósito y un
lugar trascendental para las generaciones futuras. De allí la importancia de
que si somos hombres, busquemos y esperemos con paciencia la mujer indicada, y
si somos mujeres, tomemos nuestro lugar y propósito en la creación, temamos a
Dios y de su mano lleguemos a ser nuestra mejor versión. Oración.
«Padre,
gracias porque me has hecho de un valor incalculable, tú eres mi creador y el
único que le puede dar propósito a mi existencia. Que mi corazón nunca se
aparte de ti y pueda esperar en tus maravillosas promesas. Que de tu mano
llegue a construir la mejor versión de mí. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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