La gracia es
el mensaje del evangelio
“Amados, por
la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me
ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la
fe que ha sido una vez dada a los santos. Porque algunos hombres han entrado
encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta
condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro
Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.”
Judas 1:3-4
RVR1960
No es
posible entrar al agua y no mojarse, así como tampoco es posible entrar en la
gracia y no ser santo. Fuimos salvados por gracia mediante la fe en Cristo
(Efesios 2:8-9). Y esta gracia nos santifica, porque no se trata de nosotros,
de nuestras obras o nuestra propia justicia, sino de lo que Cristo hizo cuando
ofreció su vida por nuestros pecados (Filipenses 3:9).
Entonces
cuando quitamos la gracia, como explica el versículo de hoy o la trasponemos
(para la palabra “convierten” se usa el griego metatídsemi que significa
cambiar de lado o trasponer), lo que se produce es el libertinaje. En pocas
palabras, entre más legalista soy, más soy llevado al pecado. (Colosenses
2:22-23, Romanos 7:8-13).
Por este
conocimiento y esta revelación, a Pablo lo acusaron de que cuando hablaba de
gracia, estaba impulsando al pecado o al libertinaje (Romanos 3:8), por esto
realiza la pregunta: ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que
la gracia abunde? (Romanos 6:1), y explica que aquel que ha entrado en la
gracia, ha sido liberado porque ha sido sepultado juntamente con Cristo para
muerte por el bautismo, (Romanos 6:4) y que, al contrario de la acusación de
libertinaje, ya no se practica el pecado porque: “Porque el pecado no se
enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.”
(Romanos 6:14).
Entonces, el
evangelio no se trata de esforzarnos por cumplir la ley y por ser santos
haciendo esfuerzos humanos, o por tener mejor desempeño que otros, sino que
nuestro esfuerzo debe ser enfocado a luchar ardientemente por la fe, aceptando,
defendiendo y enseñando la fe bíblica, que se centra en la justificación por la
fe (Romanos 1:17) y nos revela la noticia de que fuimos hechos inocentes o
justos ante los ojos de Dios, lo cual se logra de principio a fin por medio de
la fe en Jesucristo.
Esto lo
debemos tener claro, porque en el presente hay mucha confusión sobre este
asunto, y ha llevado a millones de personas a practicar una religión que en
nada se diferencia de las religiones basadas en obras muertas que practica el
mundo. Hermanos si creemos correctamente, entonces vivimos correctamente, si
nos fue dado el Espíritu por el oír con fe, y comenzamos con él, no terminemos
en la carne. (Gálatas 3:2-3) Oración.
«Señor,
cuánto amor y cuán maravilloso regalo nos has dado en tu hijo Jesús, para que
ahora lo disfrutemos y vivamos cada día revestidos de la santidad que nos diste
en la cruz. Como hijo de Dios, sin mancha ni mentira, que mi vida sea un
reflejo de todo el amor, la gracia y la santidad que, por la fe en Cristo
Jesús, me diste Padre amado. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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