Un Encuentro
personal con Jesús
“Nicodemo le
dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda
vez en el vientre de su madre, y nacer?” Juan 3:4
“Él dijo:
¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te
es dar coces contra el aguijón.” Hechos 9:5
“Le dijo la
mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos
declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.” Juan
4:25-26
Cuando
tenemos un encuentro personal con Jesús no volvemos a ser los mismos que éramos
antes. Si tenemos un encuentro personal con Jesús ¡ya no volveremos a practicar
el pecado!
Le sucedió a
Nicodemo, cuando en secreto fue a visitar al Señor y le fue revelado que tenía
que nacer de nuevo por medio de la fe en Cristo, quien iba a entregar su vida
por amor al mundo perdido (Juan 3:15-18). Luego, vemos a Nicodemo sirviendo a
los propósitos de Dios, cuidando el cuerpo de Jesús después de su muerte (Juan
19:39-40).
Lo mismo
sucedió con Saulo, camino a Damasco, persiguiendo a los seguidores del Cristo
vivo, tuvo un encuentro personal y único con el Cristo resucitado y su vida
cambió para siempre. Teniendo un intelecto al servicio de sí mismo y de su convicción
religiosa inquebrantable, fue transformado por Jesús en un siervo fiel y lleno
del Espíritu de Cristo, que llevó el mensaje de gracia y verdad por todo el
mundo. Lo perdió todo, pero ganó a Cristo. (Filipenses 3:5-7)
La mujer
Samaritana, tuvo también un encuentro personal con Cristo, se le reveló como
aquel que le quitaría la sed para siempre, esa sed que llevó a la mujer a vivir
esclava del pecado (Juan 4:10, 16-19), y terminó siendo transformada y
liberada, dando testimonio del Salvador; a través de ella otros vinieron a
Jesús y creyeron (Juan 4:39-42).
Y ahora, en
este presente siglo, ¿has tenido un encuentro personal con Cristo? Si lo has
tenido, tu vida no puede seguir esclava del pecado, sirviendo a las cosas del
mundo; si tu vida está llena de dolor, resentimiento, pecado, vicios y derrota,
es momento de tener un encuentro personal con Cristo y tu vida será
transformada, pues el Padre en su gran amor nos rescató del reino de la
oscuridad y nos trasladó al reino de su Hijo amado (Colosenses 1:13). Oración.
«Señor
Jesús, quiero hoy conocerte, hablar y tener un encuentro personal contigo,
porque sé que no desechas a quien va a ti, y hoy te necesito; además, no
volveré a ser el mismo si tu vienes a mi corazón. Háblame por medio de tu
Palabra, y transforma mi vida. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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