Creador tuyo
y formador tuyo
Ahora, así
dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas,
porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas,
yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el
fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti “. Isaías 43:1-2
Dios creó la
nación de Israel haciéndola especial para Él, la redimió y la llamó por su
nombre para que le perteneciera, y siempre los protegió en tiempos difíciles.
Así como Israel, nosotros somos importantes para Dios, por eso también nos
escogió, nos llamó por nuestro nombre y somos su pertenencia.
Este pasaje
es un consuelo para todos los que creemos en Dios porque nos habla de su favor
y su buena voluntad. Hemos sido creados y formados para Él. Nos ha hecho nuevas
criaturas porque hemos sido redimidos con la sangre de su Hijo y nos apartó
para Él. Son muchos argumentos para que entendamos que Él nos libró y nos
restauró para que fuéramos un pueblo santo. En 1 Pedro 2:9 dice: “Mas vosotros
sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios,
para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz
admirable”.
Nos creó
especialmente como su pueblo en Cristo Jesús según lo que dice Efesios 2:10
“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Y no sólo eso,
sino que nos redimió pagando un precio por nuestra vida al morir en la cruz,
pagó el precio de los cautivos para darnos libertad, esto es un motivo más para
confiar en Él. Y nos puso nombre, porque nos identifica y nos hace suyos.
Dios le dio
la seguridad a Israel, que era su pueblo especial, protegiéndolo aunque pasara
por el fuego o por las aguas, así Jesucristo le da seguridad a su iglesia de
que las puertas del Hades no prevalecerán contra ella, como dice Mateo 16:18 “Y
yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia;
y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.
Hay muchas
cuerdas de amor con que Dios nos atrajo y nos ató a Él, la creación, la redención,
el llamado, la adopción y el honor de su nombre. Nos dio una relación única y
especial cuando nos dice “mío eres tú”. Suficientes motivos para que le amemos
y le adoremos. Oración.
«Gracias mi
Señor Jesús, por haberme escogido entre la multitud, por llamarme por mi nombre
y hacerme tuyo, me redimiste con tu sangre preciosa y me diste una nueva
identidad, ahora te pertenezco y puedo sentirme seguro en tus manos, aunque
pase por dificultades tú estarás conmigo siempre, no temeré. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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