Creados para
la gloria de Dios
todos los
llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.”
Isaías 43:7
“Pues tengo
por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la
gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” Romanos 8:18
Todos los
llamados en mi nombre, se refiere la escritura de hoy, a los que hemos creído
en Cristo, pues por fe, hemos sido creados de nuevo (Juan 1:12-13), creados
para su gloria, como nos enseña Efesios 2:10: “Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano
para que anduviésemos en ellas.” Es decir, en lo que somos y en lo que hacemos
manifestamos la gloria de Dios.
Y no solo
esto, sino que el Señor nos sigue formando en nuestro carácter, para llegar a
la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, “hasta que todos lleguemos a
la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a
la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;” (Efesios 4:13) y como
consecuencia, para llevar mucho fruto, para que el Padre sea glorificado (Juan
15:8).
Nos ha
creado y nos sigue formando para que crezcamos en el conocimiento de Cristo, y
por si fuera poco, nos ha hecho una promesa de gloria futura, que ha de
manifestarse en nosotros, cuando nos encontremos con Cristo: “Amados, ahora
somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero
sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos
tal como él es.” (1 Juan 3:2).
Nueva
creación, formación y crecimiento, pues el que comenzó en nosotros la buena
obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Filipenses 1:6b); y además,
una esperanza de gloria futura que Dios hará con nosotros: “el cual
transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al
cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí
mismo todas las cosas.” (Filipenses 3:21).
Entonces, si
estamos pasando por un momento de dificultad, o estamos afligidos, seamos
reconfortados sabiendo que nada de lo que estamos pasando se compara con todo
el amor, el propósito, la gran obra que hace Dios en nosotros por medio de la
fe en Cristo y la gran esperanza futura que nos ha prometido; y que incluso
esta aflicción presente actúa para la gloria de Dios. Oración.
«Padre, en
el nombre de Jesús, entro a tu presencia con un corazón agradecido, pues aún en
medio de la dificultad, todo actúa para mi bien y para que se cumpla tu
propósito en mí y para darte toda la gloria a ti; te pido que cada día crezca
en mí tu gracia, tu verdad, tu amor y toda la plenitud de Cristo. En el nombre
de tu Hijo amado Jesús. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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