Vivamos por
el Espíritu, andemos por el Espíritu
“Si vivimos
por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.” Gálatas 5:25
Antes de ir
a la cruz, el Señor Jesús dejó una promesa a sus discípulos, que cambiaría
nuestra vida de manera profunda, Él le llamó “otro Consolador” (Juan 14:16), de
su misma sustancia y esencia, pues aclara que es el Espíritu de Verdad, que
vive con ustedes y después estará en ustedes (Juan 14:17), es decir, Cristo
mismo andaba con ellos, pero luego de su muerte y resurrección estaría “en”
ellos, y esto sucedió el día de pentecostés, cuando fue derramado sobre los
creyentes, el Espíritu Santo. (Hechos 2).
Y ahora, por
el anuncio que iniciaron los apóstoles, ha llegado hasta nuestro día el mensaje
de la buena noticia, de que todo aquel que cree en Jesús, recibe el Espíritu de
Cristo, pues recibimos al Espíritu Santo porque creemos en el mensaje que
escuchamos acerca de Cristo (Gálatas 3:2).
Luego de que
el Espíritu Santo cayera sobre los que esperaban la promesa, el apóstol Pedro
explica a otros que también estaban allí, el cumplimiento de las profecías
anunciadas por los profetas, acerca de Cristo y de la venida de su Espíritu sobre
toda carne, y los que escucharon este mensaje se sintieron profundamente
conmovidos y preguntaron: “¿qué debemos hacer?” (Hechos 2:37), a lo cual Pedro,
les da una respuesta contundente, que aún resuena hasta nuestros días: “Pedro
les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de
Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”
(Hechos 2:38)
Así como
aquellos que escucharon a Pedro, también nosotros cambiemos nuestra forma de
pensar, escuchando atentamente y obedeciendo el mensaje del nuevo nacimiento
por la Palabra de Dios (1 Pedro 1:23) y de la renovación en el Espíritu Santo
(Tito 3:5) así como en cada aspecto de nuestra vida sigamos la guía del
Espíritu, siendo conscientes de su presencia en nosotros, porque nos ha sido
concedido por su gracia, que sea revelado el mayor secreto guardado durante
siglos, y este secreto es: Cristo vive en nosotros. Eso nos da la seguridad de
que no estamos solos y de que participaremos de su gloria. (Colosenses 1:26-27) Oración.
«Señor
Jesucristo, fue para mi conveniencia que tú te fueras, pero luego vinieras a
vivir en mí por medio de la fe, en la presencia de tu Santo Espíritu, que llena
y guía mi vida a toda verdad. Ayúdame a que de ahora en adelante sea consciente
de esta verdad y de tu presencia en mí, viviendo para amar a los demás, como tú
lo hiciste conmigo. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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