Jesús
levantado para sanarnos
“Y como
Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del
Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más
tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su
Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga
vida eterna”. Juan 3:14-16
El apóstol
Juan nos recuerda esta historia del Antiguo Testamento que está en Números
21:4-9, cuando los israelitas vagaron por el desierto y empezaron a murmurar y
a lamentarse por haber salido de Egipto, pecando contra Dios, quien envió una
plaga de serpientes que hizo que ellos se arrepintieran y pidieran
misericordia. Dios le dijo a Moisés que hiciera una imagen de una serpiente y
la levantara en medio del campamento y los que miraran la serpiente serían
curados. Esto impresionó fuertemente a los israelitas; tanto, que hicieron de
esa serpiente un ídolo que después tuvo que ser destruido en tiempos de
Ezequías, porque empezaron a darle culto. No fue la serpiente de bronce lo que
daba la vida, sino la confianza en el Dios que le había ordenado a Moisés que
la hiciera. Era Dios mismo el que sanaba, este tan solo fue un método para
traer sanidad en esa situación, era simplemente un objeto que les hacía volver
nuevamente su pensamiento a Dios.
Juan usa
esto como una parábola profética para anunciar lo que había de suceder con
Jesús, así es como Él sería levantado en la cruz, para que todos los que estén
heridos por el pecado vuelvan a Él su pensamiento y crean en Él para tener vida
eterna.
Jesús fue
levantado dos veces: cuando murió en la cruz y cuando fue elevado a la gloria
después de su resurrección. Esto se relaciona porque para Jesús la cruz fue el
camino a la gloria eterna. Hoy pasa igual con nosotros, podremos escoger el
camino fácil y evitar la cruz o podemos tomar la cruz para alcanzar la gloria.
Entonces, creer en Jesús es creer en un Dios que nos ama y que envió a su Hijo
a morir por nosotros para que fuéramos salvos de la muerte y recibir la sanidad
espiritual, emocional y física. Creer en Jesús es reconocer que es el Hijo de
Dios, que es la Verdad que nos acerca a Dios y que puede revelarnos toda su
plenitud. Por lo tanto, debemos buscarlo y obedecerlo. Ahora podemos
levantarnos en victoria por lo que Jesús hizo. Oración.
«Gracias
Señor Jesús porque al creer en ti, en tu muerte en la cruz y tu resurrección,
me has dado vida eterna. Al mirarte, has traído a mi vida sanidad, salvación,
reconciliación con mi Padre celestial y herencia en tu reino eterno. No dejes
que me aparte de ti. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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