Gozo y paz
en medio de la adversidad
“Y el Dios
de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en
esperanza por el poder del Espíritu Santo”. Romanos 15:13
“Estas cosas
os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero
confiad, yo he vencido al mundo”. Juan 16:33
Sólo por el
poder del Espíritu Santo podemos experimentar gozo y paz en medio de las
adversidades. El mundo ha perdido la esperanza con tantas pruebas y tristezas
que está afrontando. El gozo de muchas personas se ha apagado por el dolor, la
enfermedad y la pérdida, estos tiempos difíciles han robado la paz. Como hijos
de Dios no podemos dejar que nuestro corazón se desanime, porque Jesús está en
nosotros y nos ha dado un regalo: paz en la mente y en el corazón.
El Señor no
quiere que tengamos miedo, incluso en medio de las circunstancias que estamos
viviendo, sino valor para seguir adelante trayendo consuelo y esperanza a los
que decaen.
“El Dios de
esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer”. Necesitamos fe para confiar
en el amor del Señor a pesar de todo, de modo que podamos tener esperanza por
medio del poder santificador y consolador del Espíritu Santo, quién quita toda
duda y temor. Nuestro propio poder nunca lograría esto, porque sólo podemos
tener dominio cuando el poder de Cristo cubre nuestra debilidad. Como dice 2
Corintios 12:9: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la
debilidad”.
No se trata
de cualquier clase de paz, sino la paz que produce estar en íntima comunión con
Dios, que sólo encontramos en Él y que el mundo no nos puede brindar. Siempre
estaremos en constante presión en el mundo, pero nuestro triunfo está asegurado
porque ya Cristo ganó la victoria espiritual en la cruz y podemos enfrentar el
futuro con valentía.
Debemos
entonces animarnos porque Cristo ha vencido al mundo ante nosotros, por eso
cuidémonos de no desfallecer, orando sin cesar.
Oración.
«Amado Jesús
ayúdame a poner mi mirada en ti, para encontrar la fuerza para seguir y la paz
que necesita mi alma, sólo tú Espíritu Santo entiendes mi dolor, porque moras
en mí y me conoces perfectamente, lléname sobrenaturalmente de tu gozo y paz
para no caer en amargura. Que tu paz gobierne mi vida y guarde mis pensamientos
porque hoy decido confiar en ti. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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