El Señor es
mi todo
“Jehová es
la porción de mi herencia y de mi copa; tú sustentas mi suerte. Las cuerdas me
cayeron en lugares deleitosos, y es hermosa la heredad que me ha tocado. Bendeciré
a Jehová que me aconseja; aun en las noches me enseña mi conciencia. A Jehová
he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido.
Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; mi carne también reposará
confiadamente” Salmo 16:5-9
“El fin de
todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque
esto es el todo del hombre”. Eclesiastés 12:13
El Señor fue
el que descendió a este mundo de pecado y perdición para darnos redención y una
vida nueva. Sin embargo, hay muchos de nosotros que no disfrutamos de las
bendiciones espirituales que Él ya ha preparado de antemano, porque no nos
apropiamos de ellas o porque no estamos obedeciendo sus caminos. Aquí se
comparan esas bendiciones con la mejor herencia que una persona pueda recibir.
Si Jesús vino a darnos una vida abundante y con propósito, vino para que
tuviéramos su gozo y nuestro gozo fuera completo y tuviéramos una experiencia
de plenitud que llenara toda nuestra vida y no fuera ocasionalmente, o de vez
en cuando, preguntémonos: ¿por qué nuestra copa no está rebosando?
David
siempre veía al Señor delante de Él y decía que estaba a su derecha, por eso no
sería conmovido, todo su ser se deleitaba y reposaba en su presencia. Dios se volvió
su todo. David disfrutó de grandes bendiciones, de privilegios y una verdadera
relación de compañerismo con el Señor que lo llenó de esperanza.
Entendamos
entonces que no se trata de nosotros sino de Dios en nosotros. Ya no somos el
centro de nuestra vida, aunque la filosofía humanista de este mundo todos los
días lo proclama, o cuando la psicología dice que lo único que importa es que
seamos felices a cualquier costo y que si algo nos hace feliz eso es válido.
Cuando Dios
es realmente nuestro todo, es el que le da sentido y felicidad a nuestros ser,
Él es la Felicidad. La verdadera felicidad está fundamentada en la seguridad
del carácter de Dios y no en la inseguridad de nuestra alma. Nuestro deleite
está en nuestra comunión con Él, como dice el Salmo 16:11 “Me mostrarás la
senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra
para siempre”.
Dios debe
volverse nuestro todo en una verdadera experiencia, de tal manera que cuando
digamos que Dios es mi todo, sea algo más profundo que decirlo. Cuando Dios es
nuestro todo, nuestra vida lo expresa, nuestros labios lo afirman y nuestros
actos lo demuestran. Por eso en el libro de Eclesiastés Salomón es tan
categórico cuando dice: “Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es
el todo del hombre. Oración.
«Amado Señor
Jesucristo, gracias por venir a este mundo perdido a rescatarme y darme una
nueva oportunidad de vida, una vida llena de tu plenitud, de tu gozo y de tu
esperanza, para eso ayúdame a temer y guardar tus mandamientos y mí obediencia
me lleve a experimentar que eres mi todo y mi felicidad. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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