Confío
porque soy hijo de Dios.
“Confió en
Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios”. Mateo
27:43
“En ti
confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste
a los que te buscaron”. Salmo 9:10
“Entonces
Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego,
que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no
cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y
adorar a otro dios que su Dios”. Daniel 3:28
“Confió en
Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios”, estas
palabras tan injuriosas se las dijeron a Jesús en su crucifixión, fue una
ofensa contra su dignidad, honor y credibilidad, especialmente cuando se hizo
tan injustamente. Los judíos no admitían que Jesús se hubiese proclamado como
hijo de Dios, esto era un insulto a sus creencias, pues ellos sólo veían a Dios
como Dios, no como un Padre, pero Jesús vino a revelarnos a un Dios Padre, que
está al alcance nuestro, al que podemos llamar “Abba Padre”, en el que debemos
depositar toda nuestra confianza.
Cuántas
veces estas mismas palabras nos las han dicho las personas que tenemos cerca
cuando nos hemos proclamado hijos de Dios y quizás estamos pasando por momentos
difíciles, o estamos viviendo alguna enfermedad, pérdida o injusticia humana.
No alcanzan a entender por qué confiamos en Él.
Confiar
parece algo simple pero no es así, es dejar el control y dependencia de nuestra
vida a Dios, esperando sólo en Él, que implica cederle el gobierno total de
nuestro ser, esperando un resultado desconocido a nuestra situación. ¿Estamos
dispuestos arrojarnos en los brazos de nuestro Padre celestial, con la plena
certeza de que nos sostendrá y no nos dejará caer?
Esto hace
que recordemos el pasaje de Daniel 3 cuando sus amigos Sadrac, Mesac y
Abeb-nego, decidieron obedecer a Dios antes que al rey y no se inclinaron ante
su estatua como lo demandaba el edicto y fueron lanzados en el horno de fuego
para ser castigados, prefirieron confiar en el poder de Dios antes que servir a
otro dios. Esa confianza hizo que el Señor los librará, salieran ilesos y además
que el rey Nabucodonosor reverenciara a Dios. Se cumplió en ellos lo que dice
Isaías 43:2 “Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en
ti”.
Los momentos
que estamos viviendo requieren actos de confianza en Dios, elijamos confiar en cada
paso que demos en el único que puede líbranos, nuestro amado Padre, así como
Jesús lo hizo y fue exaltado hasta lo sumo.
Oración.
«Padre
celestial, gracias por enviar a tu hijo Jesucristo a morir por mí y con este
acto abrirme el camino para entrar en tu presencia santa y confiar en que me
ayudarás cuando esté pasando por el fuego de dificultades y problemas que me da
la vida. Gracias por hacerme tu hijo, por poder refugiarme en tus amorosos
brazos, donde me proteges y me cuidas. Amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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