Renacidos de simiente incorruptible
“siendo
renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de
Dios que vive y permanece para siempre.” 1 Pedro 1:23
Gracias a la
santa Palabra de Dios, a la cual tenemos acceso ilimitado, se nos ha revelado
la verdad y voluntad de Dios; en el versículo de hoy nos dice que nosotros
hemos nacido de nuevo y esta vez no de una semilla corruptible, como lo es el
nacimiento en la carne o de nuestros padres, sino de una incorruptible a través
de la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
Si nosotros
observamos el capítulo 1 del evangelio de Juan, podemos encontrar que “En el
principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” (Juan
1:1), “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su
gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”
(Juan 1:14); es decir que, el verbo o la palabra de Dios es Cristo Jesús,
nuestro Señor y Salvador, y a todos los que le recibimos y creemos en su nombre
nos ha dado el derecho de ser hechos hijos de Dios, no engendrados de carne o
simiente corruptible, sino de Dios (Juan 1:12-13).
Además, nos
agrega el versículo de hoy que la Palabra de Dios vive y permanece para
siempre, dándonos a entender que todo aquel que es nacido de Dios tiene vida
eterna (Juan 3:16) porque ciertamente el hombre, dice la biblia, en su
nacimiento de carne, es como hierba y su gloria como flor de la hierba, que se
seca y se marchita; es decir, que en algún momento va a morir, pero la palabra
del Señor permanece para siempre y de la misma forma todos los que creemos en
ella (1 Pedro 1:24-25).
Hermanos,
que bendición es saber esta Buena Noticia, que la Palabra fue hecha carne para
que todo aquel que en ella crea sea hijo de Dios y tenga vida eterna. Nuestro
llamado es a creer en Cristo y obedecer su verdad, transformar nuestra manera
de pensar para conocer su voluntad. Así que, deseemos todos los días como niños
recién nacidos la leche espiritual (la palabra) no adulterada, para que por
medio de ella crezcamos para salvación (1 Pedro 2:2). Oración.
«Dios bueno,
te hiciste hombre y habitaste entre nosotros para mostrarnos tu gloria, gloria
de tu Unigénito, lleno de gracia y de verdad; te pido Padre Santo, que nos
permitas comprender tus maravillas y bondades para con nosotros, y así mismo
nos des de tu gracia sobre gracia para predicarla a toda persona, gracias en el
nombre de Jesús, Amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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