Bien decir
“De una
misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.
¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?” Santiago
3:10-11
Nuestra
lengua, ese pequeño pero poderoso órgano de nuestro cuerpo.
La palabra
de Dios nos enseña que a través de nuestra lengua, es decir, por medio de
nuestras palabras, podemos edificar o destruir a quien nos escucha, bien decir
o maldecir; pero ¿Cuál debe ser nuestra elección, a qué nos llama Dios?
En primer
lugar, dice Proverbios 10:11 “Manantial de vida es la boca del justo; pero
violencia cubrirá la boca de los impíos”, es decir que, cuando abramos nuestra
boca debe ser para bien decir, expresar bendición, vida, esperanza, amor, paz y
toda virtud en la que podamos pensar, nosotros, hijos de Dios, debemos adornar
la sabiduría y como dice Proverbios 12:18, hacer que lo que digamos sea como
medicina para la persona que nos escucha, que alegre su corazón y no que lo
hiera como con golpes de espada.
Y, en
segundo lugar, Proverbios 15:28 nos indica “El corazón del justo piensa para
responder; mas la boca de los impíos derrama malas cosas”, quiere decir que,
para hacer posible que nuestro hablar sea como medicina, de bendición y lleno
de sabiduría, debemos aprender a pensar antes de hablar, tomarnos el tiempo
para preguntarnos si lo que vamos a decir impacta positivamente la vida de la
otra persona; si la respuesta es un sí, podemos hablar, de lo contrario es
mejor callar. Además, dice Proverbios 10:19 “En las muchas palabras no falta
pecado; más el que refrena sus labios es prudente.” Hermanos, no podemos estar
diciendo todo lo que pase por nuestra mente, tenemos que aprender a poner freno
a nuestra lengua para evitarnos muchos pecados, tristezas y lamentaciones.
Finalmente,
como nos exhorta la Palabra de Dios en Santiago 3:9, no puede ser que de
nuestra boca salga bendición para Dios y maldición para el hombre que es hecho
a la imagen de Dios; así que, si amamos y bendecimos a Dios, lo mismo debemos
hacer con su creación porque estamos hablando de nosotros. Oración.
«Padre
Santo, me dices que todo lo puedo en Cristo que me fortalece y yo te creo, así
que, te doy gracias, te alabo y te bendigo porque sé que me enseñarás a poner
freno a mi lengua para pensar antes de hablar; te pido perdón por lo necio que
he sido al dejarme tentar y decir todo lo que ha pasado por mi mente, confió en
que me enseñarás sabiduría y prudencia, por lo que decido no apoyarme en la mía
y esperar en ti Señor, sé que obrarás poderosamente a mi favor, en el nombre de
Jesús. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario