Aprovechando bien el tiempo
“Mirad,
pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando
bien el tiempo, porque los días son malos.” Efesios 5:15-16
Aprovechar
bien el tiempo, es a lo que el Señor nos exhorta hoy.
En muchas
ocasiones nos levantamos con afán y decimos que no alcanzamos a tener nuestro
tiempo con Dios porque se nos hizo tarde, entonces mejor lo aplazamos para la
noche; pero si hacemos memoria honestamente de nuestra productividad en esos
días, nos damos cuenta de que fue entre baja y media. Y es que el disponernos a
realizar las actividades que tenemos planeadas para el día sin antes recibir la
fuerza, sabiduría, paz y dirección de nuestro Padre y Dios, es como salir sin
antes desayunar, con seguridad vamos a sentir un faltante importante para poder
cumplir satisfactoriamente todas nuestras tareas.
Entonces, el
primer paso para aprovechar bien el tiempo cada día es, sin duda, que nuestra
primera actividad sea ir a la presencia de Dios a encomendarle todos nuestros
pensamientos para que Él se encargue de enderezar nuestros pasos (Proverbios
16:6).
Por lo
demás, el capítulo 5 del libro de Efesios nos habla acerca de algunas obras que
verdaderamente nos edifican y de otras que, definitivamente participar en
ellas, son perder el tiempo.
Los
versículos 3 y 4 nos dicen: “Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni
aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas,
ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de
gracias.” Entonces, si se nos presenta una situación donde evidenciemos el
hablar u obrar de estas cosas infructuosas de las tinieblas, nuestro deber como
hijos de luz es reprenderlas y no participar en ellas; nuestro actuar debe ser
en el fruto del Espíritu que es en toda bondad, justicia y verdad, comprobando
siempre lo que a Dios le agrada; y para esto, nuestro llamado principal a
cambio de embriagarnos con vino es llenarnos del Espíritu Santo a través de la
Palabra de Dios, hablando en todo tiempo con salmos, himnos y cánticos
espirituales, alabando al Señor en nuestros corazones y dando siempre gracias a
Dios por todo en el nombre de nuestro Señor Jesucristo (Efesios 5:7-11, 18-20).
Podemos
resumir entonces que, para aprovechar bien el tiempo, es necesario comenzar el
día dando prioridad a nuestra comunión con Dios para ser llenos de su Espíritu
y así poder actuar sabiamente durante el resto de la jornada. Oración.
«Poderoso
Rey Celestial, en este día como primera actividad vengo a ti porque en vano me
levanto y me esfuerzo si Tú no estás conmigo, Tú eres quien adiestra mis brazos
para la batalla, Tú eres mi escudo y fortaleza, mi corazón en ti confía y sé
que no seré avergonzado; gracias poderoso Padre porque sé que Tú vas delante de
mí como poderoso gigante, abriendo caminos y guiando mis pasos; toda la gloria,
la honra, y la alabanza sean para ti por los siglos de los siglos. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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