La clave
para llevar fruto, Parte 1
“Yo soy la
vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva
mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” Juan 15:5
Nada podemos
hacer separados de Jesús, es la advertencia que el mismo Señor nos hace.
Existe una
verdad muy importante para nuestras vidas y es de mucha humildad reconocerla, y
es el hecho de que en nosotros y por nosotros no podemos ni tenemos la
capacidad de agradar a Dios, de servirlo y obedecerlo; como dice la Palabra,
éramos vasos vacíos, muertos en nuestros delitos y pecados e hijos de
desobediencia, pero Dios en su buena voluntad y gran amor decidió rescatarnos
aun cuando éramos pecadores; cuando no teníamos nada que ofrecerle sino
nuestros pecados Él envió a su Hijo a morir por nosotros pecadores (Romanos
5:8).
Y ahora que
hemos sido rescatados, salvados, justificados y limpiados de toda nuestra
maldad gracias a esa obra de nuestro Señor en la cruz, podemos por la fe en Él
presentarnos delante del Padre y decirle, aquí estoy Señor, tómame y úsame como
tu instrumento, haz de mí conforme a tu voluntad; oración que el Señor
responderá conforme a su propósito para cada uno de nosotros; pero, sucede que
tenemos la tendencia a pensar que esa misión o propósito que el Señor tiene
para nuestras vidas la podemos hacer independientes de Él, pensamos que ya ha
sido suficiente nuestra comunión con Él y que es hora de soltarnos y recorrer
el camino solos, que Dios ya nos preparó y que ahora es nuestro turno para
cosechar ese buen fruto, y es entonces cuando fallamos. No pasará mucho tiempo
cuando observemos y nos demos cuenta de que las cosas no están resultando como
deberían; que quizá sigo cometiendo los mismos errores del pasado, que las
personas que el Señor puso a mi alrededor no me escuchan o que continuamente
estoy en discusiones con otros creyentes porque pienso tener la razón y que
ellos son los que están equivocados; es decir, una serie de malos frutos por no
permanecer en la vid.
Hermanos,
cuán equivocados estamos al pensar que en nuestras fuerzas e independencia
podemos agradar o servir a Dios, nuestro Señor es claro y directo cuando nos
dice que separados de Él nada podemos hacer; así que, a fortalecer cada día más
nuestra comunión con Dios. Oración.
«Padre de la
gloria, eres mi fuente de quien proceden todas las cosas. Vid verdadera, quiero
ser ese pámpano que esté profundamente arraigado a ti, quiero que me limpies y
así permanecer en ti para llevar mucho fruto que te glorifique, por eso te
ruego no me permitas alejarme de tu Palabra de verdad que es la que me sostiene
y me mantiene firme y limpio; gracias Dios, en el nombre de Jesús. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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