Lo que pasa
y lo que permanece
“Permaneced
en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si
no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí”. Juan
15:4
“Y el mundo
pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para
siempre”. 1 Juan 2:17
En un mundo
tan cambiante y competitivo como el nuestro, la idea de permanecer parece
obsoleta, el hombre constantemente busca nuevas motivaciones para encontrarle
sentido a su vida, pero sabemos que no hallaremos nuestra verdadera realización
sino en Dios.
El pueblo de
Israel tenía un ideal esperado y era establecerse en el lugar que Dios les
había prometido, pero por su desobediencia a Él, vivieron mucho tiempo vagando
en el desierto y muchos no lograron alcanzar sus sueños. Con esto, Dios quiere
decirnos que la realización personal no es permanecer en un lugar y obtener
cosas en este mundo, la verdadera manera de vivir a plenitud, es permanecer en
su presencia, en su Palabra y amor, para producir frutos para la vida eterna.
En la
Palabra de Dios hay muchas cosas permanentes, empezando por Dios mismo, como
dice Daniel 6:26 “porque él es el Dios viviente y permanece por todos los
siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el
fin”. O como dice hebreos 13:8 “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los
siglos”. También permanecen su Palabra, su consejo y su amor.
Para los
justos permanecer es encontrar nuestro destino eterno en Cristo. Hemos sido
lavados con su sangre y nos ha prometido un futuro junto a Él. En 1 Juan 4:16
dice: “Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con
nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios
en él”.
Como el
mundo y sus deseos pasan, como el ser humano que se marchita y muere, la tierra
también pasará, pues los cielos se conmoverán. Hebreos 12:27,28: “Y esta frase:
aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para
que queden las inconmovibles. Así que, recibiendo nosotros un reino
inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole
con temor y reverencia”. Jesús es nuestro destino permanente y el fruto es la
marca de los que permanecen en el Señor.
Oración.
«Señor
Jesucristo ayúdame a permanecer en ti. El mundo me ofrece a diario muchas cosas
con la idea de que me harán feliz, pero en verdad sólo tú puedes darme lo mejor
para vivir una vida plena. No permitas que mis ojos se desvíen de ti, para
colocarlos en los deseos y vanaglorias de este mundo pasajero. Jesús, tú eres
mi eterno destino. Amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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