domingo, 23 de agosto de 2020

Orgullo y prepotencia

 

Orgullo y prepotencia

“Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;” 1 Pedro 5:5-6

“Alábete el extraño, y no tu propia boca;

El ajeno, y no los labios tuyos.” Proverbios 27:2

Un principio importante de la verdadera humildad, es someterse a la autoridad, el humilde obedece, el orgulloso se enaltece así mismo y hace conforme a su propia voluntad, se cree sabio en su propia sabiduría y no reconoce a Dios en sus caminos (Proverbios 3:6-7)

Pero no hay alguien más cansado y agobiado que alguien lleno de orgullo y prepotencia, necesita urgente descansar, el peso de un ego inflado pronto lo aplastará. El otro extremo, también es orgullo y trae cansancio, el pensar que Dios no puede hacer nada por medio de nosotros.

Tener estas actitudes desequilibradas, nos lleva a la depresión, a la frustración, a ser resentidos. También, cuando nos sentimos por encima de los demás, somos arrastrados a la ira, a juzgar y a actuar sin amor.

Si el orgullo está presente en nuestra vida, debemos ir a descansar en Jesús y él nos dará verdadero descanso, aprenderemos de su humildad y mansedumbre (Mateo 11:28-30), pues siendo igual a Dios, no estimó esta condición como algo a que aferrarse, sino que por amor a nosotros se despojó a sí mismo y tomó forma de siervo y nació como un ser humano, se hizo hombre, y se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales. Pero luego fue levantado de los muertos y con su resurrección triunfó, siendo exaltado a lo sumo por el Padre (Filipenses 2:6-11). Entonces, después de conocer y reflexionar sobre esto que hizo Cristo ¿puede haber algún orgullo en nuestro corazón? Claro que no. Oración.

«Señor, gracias porque te rebajaste a lo sumo, para darme vida eterna, ahora Señor, que tu humildad y mansedumbre se manifiesten en mi vida, y que todo lo que piense, diga o haga, sea para tu gloria, mi Cristo. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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