ÁRBOL QUE DA
BUEN FRUTO
“No puede el
buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que
no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los
conoceréis.”, S. Mateo 7:18-20
Al final, no
seremos conocidos por nuestras buenas intenciones, sino por nuestras acciones.
Y ¿cómo queremos ser conocidos, por hacer lo que agrada a Dios o por hacer lo
que la tendencia al pecado nos arrastra? De seguro, hacer la voluntad de Dios
siempre será mejor. Entonces necesitamos un cambio interior si queremos que el
resultado de nuestras acciones sea correctas, íntegras, con una meta diferente
al egoísmo o a la ambición de las cosas temporales. Este cambio interior ocurre
cuando nos acercamos por fe a Cristo, Él renueva nuestro interior colocando la
disposición en nosotros, para hacer las cosas que agradan y dar fruto
verdadero. Si creemos en Jesús, Él hace de nosotros un campo fértil donde
puedan florecer obras buenas, cosecha abundante de buenos frutos.
Si queremos
que el resultado o fruto de nuestro trabajo, estudio o lo que estemos haciendo
sea verdadero, duradero y bueno, no queda otro camino que la obediencia a
Cristo y a su Palabra. Todo aquel que quiera que la cosecha de su vida sea
abundante, sin perdida y llena de paz, debe ajustar sus planes a la voluntad de
Dios, entonces Él mismo tomando el control de lo que hacemos nos ayudará a que
el resultado de nuestra determinación sea bueno, agradable y conforme al
corazón de Dios. Oración.
"Señor,
tú miras el corazón y conoces mis intenciones, límpiame mi Dios para ser un
terreno fértil que da buenos frutos, que hace tu voluntad. Amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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