El poder de
la Palabra de Dios. Parte 3
“Como todas
las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su
divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y
excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas
promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza
divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la
concupiscencia;” 2 Pedro 1:3-4
Dios nos ha
dado todo lo que necesitamos para vivir una vida recta, y todas estas bendiciones
las recibimos por el conocimiento de Cristo, por su gloria y excelencia también
recibimos grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que
participemos de la naturaleza divina y escapemos de la corrupción del mundo,
causada por los deseos humanos.
Es decir, a
través de ellas Dios nos sostiene cuando somos tentados (1 Corintios 10:13),
nos provee cuando tenemos necesidad (Filipenses 4:19), nos consuela en nuestras
dificultades (Salmos 119:50, 107), nos sana cuando estemos enfermos (Isaías
53:5) y cuantas cosas más nos dará, si confiamos en él, si tomamos como
nuestras sus promesas, pues “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que
lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las
cosas?” (Romanos 8:32).
En su
Palabra, siempre hay una promesa viva y eficaz, para cada situación de la vida,
Dios está esperando que tomemos esa promesa, pero ¿conocemos realmente a
Cristo, sus promesas y sus planes para nosotros? Iniciemos por lo tanto a
conocerlas y alcanzarlas mediante la fe.
Oración.
«Señor,
gracias por tus preciosas promesas, porque se cumplen en mi vida cuando las
tomo para mí, cuando confío en ti por medio de ellas, y pruebo de la bendición
y el don de tu amor en Cristo Jesús. Amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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