La culpa nos
enferma, Cristo nos libera
“¿cuánto más
la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo
sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que
sirváis al Dios vivo?”, hebreos 9:14
Dios nos ha
quitado todo pecado mediante la fe en su hijo Jesucristo, nos ha perdonado,
“Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras
rebeliones” (Salmos 103:12), es una realidad que debemos aceptar. Sin embargo,
muchas veces lidiamos con sentimientos de culpa, traídos por nuestros recuerdos
de pecados pasados y por ataques del maligno, que es el acusador (Apocalipsis
12:10), que no dudará en recordarnos al viejo hombre.
Es cierto,
que debemos confesar el pecado y apartarnos de él, confiando en que Cristo nos
limpia de todo pecado y por su fidelidad y justicia nos perdonará y nos
limpiará de toda maldad (1 Juan 1:7-9, Salmos 51:2 ), pero es vital reconocer
que la pasada manera de vivir ya fue muerta en la cruz y debemos identificarnos
con esa realidad, conociendo y aceptando lo que dice la escritura acerca de
nuestra condición actual: “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya
habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor
Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” (1 Corintios 6:11).
La verdad
libera y la verdad es Cristo, Él nos ha liberado de la culpa también; no nos
quedemos en silencio atrapados en pensamientos y sentimientos de culpa que nos
llevan a enfermar emocionalmente y como consecuencia físicamente (Salmos
32:3-5). Sin dudar confiemos en su perdón y don de justicia que nos colocó en
Cristo, para que no perdamos el gozo de su salvación y podamos ser productivos,
mostrando el fruto del amor de Dios en nuestra vida. Oración.
«Gracias
Padre Santo, examíname en lo más profundo, ve si hay camino de maldad y guíame
en el camino eterno del bien que abrió tu hijo Jesucristo. Con su sangre
preciosa has borrado todos mis pecados y los echaste al fondo del mar, ahora
puedo adorarte con libertad y vivir lleno de tu gracia, para que el pecado no
more más en mi vida. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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