Orgullo
“Digo, pues,
por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga
más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con
cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.” Romanos 12:3
El orgullo
que viene ya sea de pensar muy alto o muy bajo de sí mismo, no agrada a Dios.
Lo contrario a esta clase de orgullo, es la humildad, la cual viene de tener
una perspectiva correcta de Dios y de nosotros mismos, “porque no es aprobado
el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba.” (2 Corintios
10:18), es decir, Dios quiere que pensemos de cada uno, lo que él dice que
somos en Cristo, “conforme a la medida de fe”, si algo somos es por su gracia
en Cristo, y eso que somos, nos determina como servidores de los demás,
haciendo todo para la gloria de Dios (Colosenses 3:23).
Nuestra
actitud con los demás y lo que hacemos debe seguir este principio: “Nada hagáis
por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a
los demás como superiores a él mismo”, (Filipenses 2:3).Estos principios, nos
ayudan a evaluar si estamos actuando con orgullo, al cual Dios resiste y no hay
bendición en esta forma de actuar.
Si al
evaluarnos, a la luz de la Palabra de Dios, descubrimos esta clase de orgullo
en nosotros, vayamos a Cristo, pidamos su perdón, sometámonos a él y como
recompensa nos dará abundante gracia, para pensar y actuar con equilibrio, sin
orgullo egoísta (Santiago 4:6). Oración.
«Señor,
examina mi corazón, mira si hay orgullo en mí y lléname de tu gracia, para
tener equilibrio en mi forma de pensar y actuar. Que mi vida muestre la
humildad y mansedumbre de Cristo. Amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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