Un cambio de
nombre, un cambio de propósito
“Y le trajo
a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás
llamado Cefas (que quiere decir, Pedro).” Juan 1:42
“Porque
habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y
en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” 1 Corintios 6:20
En las
escrituras encontramos muchos ejemplos donde Dios a algunos de sus llamados a
servirle, les realiza un cambio de nombre, de acuerdo al propósito que Dios
ejecutará por medio de su vida.
Por ejemplo,
Dios cambió el nombre de Jacob, que significa «suplantador» o “engañador”, por
el de «Israel», que significa «tener poder con Dios» (Génesis 32:28). Así
mismo, cambió el nombre de Abram, que significa «padre enaltecido», por el de
«Abraham», que significa «padre de una multitud» o “padre de muchos” (Génesis
17:5)
También el
Señor Jesús cambió el nombre de Simón, que significa «Dios ha escuchado», por
el de «Pedro», que significa «piedra» cuando se refirió a él como «Pedro» y
dijo que la declaración de Pedro era la base, o la «roca» sobre la cual él
edificaría su iglesia (Mateo 16:17-18), es decir que todos los pertenecientes a
su iglesia universal, serían aquellos que creyeran en el hijo de Dios (Hechos
16:31, Hechos 4:12).
Más que un
cambio de nombre literal, lo que Dios está enfatizando es un cambio de vida y
de propósito, por eso nosotros fuimos comprados de la misma forma con su sangre
preciosa; antes éramos esclavos del pecado y ahora somos esclavos de Cristo,
para vivir en su libertad por medio de la fe. (1 Corintios 7:22-23).
Y con el
cambio de propósito que el Señor nos ha dado, ha establecido una nueva
identidad como hijos de Dios, y por tanto al ser llamados así, vivamos como
hijos obedientes de Dios. No tenemos por qué volver atrás, a nuestra vieja
manera de vivir, con el fin de satisfacer nuestros propios deseos y estar
nuevamente esclavos del pecado. Antes lo hacíamos por ignorancia, pero ahora,
debido a nuestra nueva naturaleza como hijos de Dios, podemos y debemos ser
santos en todo lo que hagamos, tal como Dios, quien nos eligió, es santo. (1
Pedro 1:14-15). Oración.
«Señor,
gracias porque por tu muerte en la cruz y por tu resurrección me diste una
nueva identidad, para vivir como hijo tuyo y andar en tus caminos, esclavo de
Cristo soy, para ser libre del mundo y del pecado. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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