Alaba a
Dios. Parte 1
“Bendice,
alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a
Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus
iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida,
el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de
modo que te rejuvenezcas como el águila”, Salmo 103:1-5
En el
antiguo testamento, los términos usados para alabanza son ‘halal’ significado
parafraseado de hacer ruido, ‘yada’, relacionado con acciones y gestos
corporales que acompañan la alabanza, y ‘zamar’ término relacionado con la
música y el canto. En el Nuevo Testamento el término usado es ‘eujaristein’,
que literalmente significa dar gracias y ‘eulogein’ que significa bendecir,
ambos sugieren una relación íntima con la persona que es objeto de la alabanza.
En la Biblia
entera se hallan muchos casos de alabanza que surgen espontáneamente de un
corazón agradecido por los favores realizados por Dios. En Salmos 104:31 se
declara que la gloria es para Dios y Él se deleita y complace en sus obras, y
toda la creación expresa su gozo en alabanza (Job 38:7).
Nosotros
fuimos creados para alegrarnos en la obra de Dios (Salmo 90:14-16), y para
expresarle a Él todo nuestro gozo por los favores recibidos, incluyendo su
perdón por nuestros pecados, porque cuando el reino de Dios llega a nuestro
corazón (Es decir Cristo mora en nosotros), es restaurada en nosotros la
alegría, la plenitud y a pesar de la dificultades que puedan existir, es
quitada la angustia y esto produce un gozo inefable, que deriva en alabanza a
Dios (Isaías 9:1-2).
Poder
realizar la acción de gracias hacia Dios, expresada en alabanza, aun en medio
de los sufrimientos de la vida diaria, santifica todos los aspectos de nuestra
vida (1 Corintios 10:30-31) y es muestra de una ofrenda real y verdadera a Dios
(Filipenses 2:17), así que empecemos nuestro día alabando a Dios con todo
agradecimiento. Oración.
Señor,
gracias por la vida eterna que me diste en Cristo, aun en medio de aflicciones
te alabaré, tú eres la mayor alegría y en tu Palabra encuentro regocijo. Te
alabo oh, mi Dios, por las grandes cosas que haces en mi vida y por lo que
harás poderosamente en mí, para tu gloria y honra. Amén. Difundiendo el mensaje
de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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