Todos los días suceden milagros
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a
toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; más el que no
creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre
echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos
serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos
pondrán sus manos, y sanarán”. Marcos 16:15-18
Muchas veces nos hemos preguntado ¿por qué ahora no se ven
tantos milagros como los que se dieron dentro de la iglesia primitiva en el
siglo I? El Señor prometió respaldar el ministerio evangelístico con señales,
milagros y prodigios y no ha dejado de cumplir sus promesas.
La verdad, es que todos los días suceden milagros, nosotros
somos los que hemos dejado de verlos al no creer y estar rodeados de tanta
frivolidad y escepticismo. Todos los días el Señor saca a personas de las
tinieblas a su luz admirable, libera almas encadenadas al vicio y de los
demonios que los oprimen, restaura hogares y relaciones rotas, hace sanidades
de cáncer y de infinidad de enfermedades, pero la mayoría de las veces no se le
da el crédito a Dios.
Marcos muestra con claridad los deberes de la iglesia, eso
quiere decir, los deberes de todo cristiano, que son: la tarea de la
predicación del evangelio a toda criatura, la tarea sanadora intercediendo por
la sanidad del espíritu, alma y cuerpo de las personas, y la tarea de enseñar e
instruir a otros con la verdad de la Palabra.
La iglesia también tiene una fuente de poder para enfrentar
la vida desde la perspectiva divina. Ese poder es dado por el Espíritu Santo
que nos usa a nosotros como instrumentos de fe para cambiar las circunstancias.
Recordemos Hechos 1:8 “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros
el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en
Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Cristo el Señor Todopoderoso es el
Señor de la iglesia y sigue obrando en ella y a través de ella.
La vida cristiana se debe vivir en la presencia y el poder
del Cristo Vivo, que continúa trayendo vida a los que están muertos en sus
delitos y pecados, transformándolos para mostrar su poder y su gloria. Pidamos
que nos quite toda duda e incredulidad de nuestros corazones para seguir viendo
sus manifestaciones poderosas. Oración. Amado Señor, enfoca mis pensamientos en tu
reino y hazme obediente a tu mandato de proclamar el evangelio a toda persona,
sé que, si me dispongo, tú me responderás y obras
a través de mi vida
confirmando tu Palabra y tus promesas con sanidades y milagros en las personas;
como lo hiciste con tus discípulos según Marcos 16:20 “Y ellos, saliendo,
predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con
las señales que la seguían. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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