Ordenando nuestras prioridades
“Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo;
salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron
sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro
aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Más las prudentes respondieron
diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que
venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar,
vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se
cerró la puerta”, Mateo 25:6-10
Dios sólo nos da una tarea, que nos aseguremos que nuestras
lámparas estén encendidas para la celebración, esto espiritualmente significa
que debemos estar preparados manteniendo encendido el fuego del Espíritu Santo
en nuestros corazones, para el día de su regreso. Las lámparas son una
representación de nuestra vida y el aceite es la llenura del Espíritu y su
fruto.
Mateo 5:14-16 nos dice que dejemos que las buenas acciones
brillen a la vista de todos, para que alaben a nuestro Padre celestial. Somos
responsables ante Dios de lo que decidimos hacer con nuestra vida y hay cosas
que no podemos prestar a otras personas porque son intransferibles como nuestra
salvación, nuestra fe y nuestras acciones hechas con amor y obediencia. Por
eso, cada uno de nosotros debe responder por su relación con Dios, dar cuenta
del tiempo que dedica para su preparación espiritual ya que ésta no puede
comprarse ni prestarse a último minuto. Nuestra relación con Dios es propia.
Como en este relato, a veces pensamos que tenemos todo el
tiempo del mundo para hacer las cosas importantes y nos demoramos en hacerlas.
¿Cuántas veces no nos concentramos en lo que realmente vale la pena y perdemos
oportunidades que ya no se repiten? Antes que sea tarde debemos decidir qué
lugar le damos a Dios en nuestra vida. ¿Estamos listos para su segunda venida?,
¿estamos cuidando y respondiendo por nuestra familia?, ¿mostramos el amor de
Dios, compartiendo el evangelio a esta generación?
Esforcémonos por vivir conforme a los principios de Dios,
amándolo a Él y a nuestro prójimo, llenos de la plenitud del Espíritu y
haciendo su voluntad en esta tierra. Ordenemos nuestras prioridades y estemos
vigilantes anhelando el regreso de Cristo desempeñando fielmente nuestras
responsabilidades. Oración.
Amado Señor Jesús ayúdame a ser prudente, a vivir una vida
plena en el Espíritu, manteniendo encendido el fuego de tu presencia, viviendo
en santidad y esperando tu regreso. Renueva mi vida, úngeme con aceite fresco,
permíteme estar siempre en comunión contigo y cumpliendo con mis
responsabilidades. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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