Debemos pedir creyendo
“Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho. Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”. Mateo 21:21-22
En esta promesa, Jesús agrega un elemento importantísimo para la oración, debemos tener gran confianza en Dios y debemos pedir, creyendo. Nuestra fe debe ser tal, que cuando pedimos debemos tener la convicción de que será contestada. Sin embargo, no es la única condición para recibir respuesta. La Biblia establece varios elementos para una oración eficaz: Debemos orar en el nombre de Jesús, orar con el deseo de que se haga la voluntad de Dios antes que la nuestra y permanecer en su Palabra.
Si no entendemos bien esta promesa, podemos desanimarnos cuando no vemos la respuesta inmediata de Dios. Si la entendemos correctamente producirá poder en nosotros. Jesús promete que la oración nos da la capacidad para hacer grandes cosas, es la manera de recibir su poder para solucionar las situaciones adversas, es el canal para eliminar montañas de dificultades, por tanto, debemos orar, levantarnos y obrar, pero a veces hay que esperar y dejar actuar a Dios en las cosas que parecen imposibles y que sólo Él puede resolver.
La oración nos sirve para aceptar situaciones que no pueden ser cambiadas, como el ejemplo del apóstol Pablo, que le pidió al Señor ser sanado de una enfermedad en los ojos, un aguijón en la carne, pero Dios no lo libró de esa situación, sino que lo capacitó para aceptarlo, entendiendo que el poder de Dios se perfeccionaría en su debilidad. Su situación no solamente fue aceptada sino transformada en gloria.
El mismo Jesús en Getsemaní, oró intensamente en su agonía, por su inminente muerte en la cruz, pidiendo pasar esa copa, pero esa petición no podía ser concedida, oró hasta recibir la fortaleza para cumplir con la voluntad del Padre, su situación fue transformada y lo condujo directamente a la gloria de la resurrección.
Detrás de una petición siempre está la voluntad de Dios y el propósito por el cual nos permite pasar por situaciones difíciles, que generalmente nos llevan a fortalecer la fe, a crecer espiritualmente y a ver su gloria.
La oración nos da la capacidad para soportar lo insoportable, cosas que son inevitables, que son parte de la vida, como: la enfermedad, la muerte, las desilusiones, los fracasos, etc. La oración es un bálsamo de consuelo, fortaleza y paz, cuando llevamos nuestras cargas y descansamos en el amor y la misericordia de Dios. Oración.
Señor Jesucristo, me enseñaste a orar para tener un canal de comunicación contigo, y para presentar ante ti las situaciones de mi vida. Dame la confianza y la fe para entregarte mis cargas y descansar en tu presencia, teniendo la certeza de que oyes mi oración y estás presto a responderme. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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