MANIFESTEMOS EL AMOR. TERCERA PARTE.
“Venid a mí todos los
que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre
vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis
descanso para vuestras almas”, Mateo 11:28-29
“Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas
endebles. Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que
vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará”,
Isaías 35 3-4
“Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas
paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se
salga del camino, sino que sea sanado”, Hebreos 12:12-13
¿Estamos animando y somos amorosos con los que lo necesitan?
Jesús siempre tuvo palabras de aliento para los que estaban desesperanzados,
cargados, angustiados y cansados, aprovechó cualquier oportunidad para
animarlos a venir a su presencia y aliviar sus cargas. Como creyentes hemos
sido envestidos del poder y del amor de Dios para animar, dar un consejo sabio,
para levantar con fuerza a los que se sienten débiles y que ya no pueden más.
Debemos estar siempre alerta y para alentar y afirmar a
nuestros semejantes. Tenemos la Verdad en nuestro corazón que es Cristo y con
su Palabra podemos ayudar a mucha gente. Estamos puestos para llevar esperanza
y consuelo a los que no conocen a Dios. Recordemos Romanos 8:37-39 “Antes, en
todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por
lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo
profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que
es en Cristo Jesús Señor nuestro”.
¿Hablamos bien de los demás? Estamos llamados a amar
hablando bien de las personas, no calumniando ni difamando a nadie, El Señor
Jesucristo fue muy claro en esto cuando dijo en Mateo 12:36 “Mas yo os digo que
de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día
del juicio”.
El amor se demuestra con hechos, no sólo con palabras.
¿Lloramos con los que lloran y nos gozamos con los que gozan? Ambas
manifestaciones son cruciales en la vida de un creyente. Llorar con el que
sufre y necesita nuestra comprensión y amor, cuando tiene el corazón destrozado
y debemos cuidarlo, pero es más difícil regocijarnos cuando alguien triunfa,
tiene éxito y está feliz. Nuestra naturaleza humana es envidiosa y egoísta. El
Señor quiere que disfrutemos junto con el que ha recibido la bendición.
Evaluémonos: Cuando se trata de amar, en la forma en que
Cristo amó, ¿cómo lo estamos haciendo?
Oración.
"Señor Jesucristo, gracias por esta lección sobre el
amor. Me escogiste para ser instrumento de bendición para otros, no permitas
que mi corazón egoísta se olvide e ignore a los demás. Enséñame a animar y a
alentar al que está caído y débil, a hablar siempre en sabiduría proclamando
tus promesas sobre otros, a llorar con los que sufren y a reír con los que se
alegran por tus bendiciones. Amén. Amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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