LA PERFECCIÓN DE LA FIDELIDAD DE DIOS.
“Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia, y tu
fidelidad alcanza hasta las nubes”, Salmo 36:5
“Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede
negarse a sí mismo”, 2 Timoteo 2:13
“Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para
que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?”, Números
23:19
La fidelidad es parte esencial de la naturaleza de Dios,
distinto a lo que sucede con nosotros los humanos, que somos infieles. Dios
siempre hará lo que dice y cumplirá todo que promete. Él nunca se olvida de sus
promesas, ni falta a lo que dice, no habla en vano. Ser infiel sería obrar en
contra de su propia naturaleza.
Por eso debemos descansar en su inmutabilidad, Él no cambia,
podemos confiar plenamente en Él y jamás fallará a los que creemos en su
Palabra. Más allá de cómo se vean nuestras vidas y de las situaciones por las
que atravesemos, Él permanece fiel. Esto fue lo que mantuvo a Abraham a través
del tiempo sin desmayar, nunca perdió su esperanza porque sabía quién se lo
había dicho, quién se lo había prometido. Romanos 4:20-21 “Tampoco dudó, por
incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria
a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que
había prometido”.
Recordemos cada día las promesas de su Palabra. Su bondad no
se ha agotado y cada mañana su misericordia se renueva sobre nosotros porque su
fidelidad es grande. La Fidelidad de Cristo no depende de la nuestra, pues es
fiel a pesar de nosotros. Si desconfiamos, Él permanece fiel, no puede ser
infiel a su Palabra, porque no puede negarse a sí mismo. Esto debería animarnos
a afirmar cada día más nuestra fe, si estamos pasando pruebas no nos alejemos
de Dios. Nos ha prometido un futuro maravilloso junto a Él, confiemos en ello.
En Cristo vemos resplandecer con más fuerza la fidelidad de
Dios. Es en Cristo donde el amor y la compasión son nuevos y confiables.
Apropiémonos de estas promesas y sigamos adelante a pesar de las
circunstancias: 1 Corintios 15:57-58 “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da
la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos míos
amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre,
sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”. Apocalipsis 3:21 “Al
que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he
vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.
Que nada nos desanime a seguir perseverando, a seguir siendo
fieles, pues Dios nos ha reservado grandes promesas para disfrutarlas hoy y por
la eternidad. Oración.
"Gracias Dios por tu fidelidad. Es tan grande que tu
Palabra dice que llega hasta los cielos. Has prometido cuidarme cada día y
permanecer fiel a pesar de mis errores y de mi falta de fe. Por eso quiero
ampararme bajo la sombra de tus alas, saciarme y deleitarme en tu presencia,
confiar en tus promesas y perseverar hasta el fin. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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