EL HIJO NOS LIBERTÓ
“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente
libres”, Juan 8:36
“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo
libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud”, Gálatas 5:1
El apóstol Pablo enfatiza la necesidad de permanecer en la
libertad de Cristo para no volver a ser esclavos de la ley. A una fe libre de
cargas, que son muy peligrosas. En su época los falsos maestros habían
introducido un sistema legalista de justicia enseñándoles a los creyentes de
Galacia a confiar en su obediencia a la ley más que en su obediencia a Cristo.
Y los obligaron a un estándar casi imposible de cumplir lo que hizo que su vida
cristiana se volviera tediosa y una carga, pues su elección era entre la
libertad en Cristo que los llevaba a la salvación o la esclavitud de la ley que
los conducía al juicio.
Para poder estar libres en Cristo y llevar una vida justa es
importante entender que necesitamos depender del Espíritu Santo, porque llenos
de Él podemos resistir el pecado y no por el legalismo y el esfuerzo humano.
Cada vez que pecamos nos volvemos esclavos. Cada creyente debe confiar en el
Espíritu Santo para que sea su guía y para que lo llene de poder para vencer la
carne. Por eso dice: Gálatas 5: 16 “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no
satisfagáis los deseos de la carne. Y en Gálatas 5:25, “Si vivimos por el
Espíritu, andemos también por el Espíritu”.
Para poder vivir en la plenitud del Espíritu y llevar una
vida santa debemos tener una comunión con Dios sólida y constante, viviendo de
acuerdo con la revelación de la Palabra de Dios. Y no es conformarnos sólo con
oír sus enseñanzas, sino que involucra una dependencia consciente en el poder
del Espíritu para poder cumplir lo que Dios nos manda.
El nuevo pacto en Jesucristo nos hizo libres para
relacionarnos con nuestro Padre por su gracia. Es el poder de ese amor y no la
ley lo que nos mantiene en relación con Dios; porque el amor es más poderoso
que la ley. Oración.
"Gracias Cristo por hacerme libre y porque ahora puedo
vivir en el Espíritu, gozando de tu presencia y de tu plenitud. Ayúdame a andar
en santidad en respuesta a tu inmenso amor y mantenerme firme en la fe,
ayudando a otros a caminar a tu lado. Ya no soy esclavo por tu sacrificio
perfecto, sino hijo, y por eso puedo disfrutar de todas las bendiciones que he
heredado. Amén. Difundiendo el mensaje
de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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