EL PODER DEL AMOR
“Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y
habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. Entonces una mujer de
la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del
fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus
pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus
cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume. Cuando vio esto el
fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería
quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora”, Lucas 7:36-39
“Y, ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque
el amor cubrirá multitud de pecados”, 1 Pedro 4:8
Con este pasaje salen a la luz dos actitudes de mente y de
corazón. Esto hace que a veces juzguemos a los demás a la ligera y también
muestra realmente nuestro amor por el prójimo. Simón el fariseo tenía todo lo
que una persona puede desear: bienes, casa, dinero, etc. Creía en su propia
suficiencia, se consideraba una persona buena y respetada por otros. Pero le
faltaba amor. Desafortunadamente el peor pecado es no tener conciencia del
pecado.
En cambio, la mujer pecadora reconocía su gran necesidad de
perdón y aceptación y se humilló ante Jesús, sabía que sólo Él podría suplir su
gran vació. Con su humildad y arrepentimiento abrió la puerta al perdón de
Dios. Sólo el quebrantado de corazón puede percibir cuán precioso es Cristo.
El fariseo juzgó en vez de regocijarse por las señales de
arrepentimiento de la mujer, se sintió molesto por la actitud bondadosa de
Jesús. El Señor le dice claramente a Simón que esta mujer demostró más amor
hacia Él, porque se le había perdonado más. Dios siempre está dispuesto a
perdonar al que mira su condición de pecador. Por eso mantengámonos lejos del
falso orgullo espiritual del fariseo y gocémonos con aquellos que se acercan a
Jesús buscando su perdón. Recordemos que hay gozo en el cielo cuando un pecador
se arrepiente. Su perdón gratuito está al alcance de todo aquel que cree en Él.
El perdón es uno de los frutos más hermosos del amor.
Nuestro amor puede pasar por alto muchos pecados, si amamos verdaderamente al
prójimo, podemos perdonarlo. Recordemos que el amor de Dios cubrió multitud de
pecados de la humanidad por el sacrificio de Jesús. Nos amó de tal manera que
nos perdonó.
Revisemos nuestro corazón y nuestra mente, miremos si
realmente estamos amando y perdonando a los demás. Oración.
"Señor gracias por amarme a pesar de lo que soy,
reconozco que mi pecado me ha separado de ti y me duele en el corazón
ofenderte. Gracias por perdonarme, lo demostraste derramando tu sangre preciosa
en la cruz. Enséñame a no juzgar a los demás sino a tener ferviente amor por
ellos, porque sólo el amor cubre multitud de pecados. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
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