Escudriñemos la escritura
“escudriñad las Escrituras, porque les parece que en ellas
tienen vida eterna y ellas son las que dan testimonio de mí.” Juan 5:39
Dios en la escritura usa muchos tipos, signos o símbolos para
enseñarnos o ilustrarnos con contundencia y claridad una verdad, estos actúan
como modelos que representan una verdad mucho más grande o enseñanzas
espirituales más profundas, o incluso eventos futuros más trascendentes, pero
representado o explicado con algo más sencillo o común, por ejemplo, acerca del
tabernáculo nos explica la escritura que: “los cuales sirven a lo que es
figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando
iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al
modelo que se te ha mostrado en el monte” (Hebreos 8:5)
Esto se conoce como tipología, y cada tipo tiene un antitipo.
El tipo es el símbolo que representa al antitipo, pero el antitipo es el
cumplimiento o realización del tipo generalmente en el Nuevo Testamento, sin
embargo es importante entender que estos paralelismos siempre deben estar
autorizados por la Biblia. Conocer estos patrones nos ayuda a interpretar
correctamente las escrituras y entender la revelación que Dios quiere
mostrarnos para bendecir nuestra vida.
El propósito es finalmente que al escudriñar las escrituras,
esta revelación nos lleve a conocer de manera más profunda y personal a nuestro
Hacedor y a reflejar el carácter de Cristo, su testimonio es nuestra salvación
y la de nuestra familia: “escudriñad las Escrituras, porque les parece que en
ellas tienen vida eterna y ellas son las que dan testimonio de mí.” (Juan
5:39).
En los próximos devocionales, reflexionaremos profundamente
sobre la revelación encerrada en estos tipos y antitipos que nos muestran un
plan maravilloso de salvación y libertad para todo el que cree en Jesús. Oración.
«Padre, te alabo, Señor del cielo y de la tierra, porque
escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los
niños, a los que como nosotros fuimos salvados por gracia por medio de la fe, a
los que abrimos nuestro corazón y entregamos nuestra vida al único Dios verdadero,
al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo y que por el poder de tu Espíritu
hemos sido lavados en su sangre y vueltos a nacer para gloria y honra de tu
nombre. Amén
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