El Hijo del hombre
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en
Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios
como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de
siervo, hecho semejante a los hombres;”, Filipenses 2:5-7
“como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para
servir, y para dar su vida en rescate por muchos.”, Mateo 20:28
Jesús se hacía llamar “el Hijo del Hombre”, haciendo clara
referencia con la profecía acerca del Mesías esperado por Israel (Daniel
7:13-14). Pero también corresponde al hecho de que se identifica con la raza
humana que viene a salvar, siendo el postrer Adán (1 Corintios 15:45)
Jesús era totalmente Dios, pero también era un ser humano
(Juan 1:1,14). Se despoja de sí mismo y toma forma de siervo para morir por
nuestros pecados. Por esta razón es nuestro ejemplo perfecto pues al despojarse
se somete en total dependencia a su Padre y guiado por el Espíritu Santo, en
total obediencia, esto lo demuestra su necesidad de orar constantemente y hacer
la voluntad del Padre: “Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de
cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer
al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo
igualmente.” (Juan 5:19)
Orar y hacer, para darnos ejemplo de vida como lo enseña a
sus discípulos: “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho,
vosotros también hagáis.” (Juan 13:15)
Todo el que cree en él debe creer lo que dice 1 Juan 4:2: “En
esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha
venido en carne, es de Dios” y luego de creer es llamado a como hijo obediente,
siguiendo el ejemplo de Jesús, ya no viva para sí mismo, sino para aquel que
murió y resucitó por él, haciendo la voluntad del Padre (2 Corintios 5:15).
Así como Él se identificó con la raza humana, nosotros
estamos llamados a seguir su ejemplo orando y obedeciendo al Padre, lo podemos
hacer porque así como el Espíritu Santo vino sobre Jesús, ha venido a morar
sobre cada uno de nosotros para guiarnos en todas las cosas. El se hizo hijo
del hombre, para que nosotros fuéramos hijos de Dios. Oración.
«Amado Padre, vengo a ti sabiendo que soy débil pero que por
la fe soy sumergido en Cristo, son lavados mis pecados y ahora lo que es verdad
en Cristo es verdad en mí, para tu gloria y honra. En el nombre de Jesús y con
la guía de tu Espíritu. Amén.
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