El misterio.
“E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.”, 1 Timoteo 3:16
“el misterio que había estado oculto desde los siglos y
edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso
dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles;
que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,”, Colosenses 1:26-27
Los seres humanos somos curiosos por naturaleza, nos intriga
entender o descubrir algún misterio, sin embargo hay un misterio que va mucho
más allá de nuestra curiosidad intelectual y que tiene que ver con nuestra vida
presente y con la vida eterna.
Este misterio trata acerca del plan de Dios para la salvación
de la humanidad y fue revelándose de manera progresiva y sorprendente. Los
profetas hablaban de un Salvador, de un siervo sufriente y de un rey eterno,
pero no alcanzaban a observar el panorama completo y fue sorprendente cuando
ocurrió la encarnación del Salvador, su muerte y su resurrección. Este misterio
se trataba de la primera venida de Cristo. (Isaías 9:6-7, Isaías 53)
Esto es, que todos los que creen en él tienen vida eterna,
pero lo más sorprendente de este misterio es que él viene a habitar en el
corazón de cada uno de los que creen en él, como garantía de esta promesa de
salvación, mediante el Espíritu de Dios.
Entonces, cada creyente se vuelve parte de su iglesia y por
lo tanto un testigo de su nacimiento, vida, muerte y resurrección. Pues a la
iglesia se le confió el revelar este misterio y anunciarlo a toda la humanidad
(1 Timoteo 3:9-10, Romanos 16:25-26)
Un misterio revelado que transforma la vida del que cree. Sí,
solo por la fe, pero la evidencia de haber creído, en el Dios que vive en ti,
es anunciar a otros esta verdad reflejando el carácter de Cristo: su amor,
gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio.
(Gálatas 5:22-23) Oración.
«Gracias Padre porque has revelado los misterios de tu
salvación y bondad a los que como niños recibimos tu buena noticia, a los que
andábamos perdidos y sedientos, sin esperanza, pero enviaste tu Palabra y nos
rescataste, nos hiciste tuyos y derramaste tu amor en nuestro corazón. En el
nombre de Jesús. Amén.
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