El evangelio del reino de Dios.
“Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea
predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido,
y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.”,
Marcos 1:14-15
El reino de este mundo te empuja a enfocarte en ti mismo, a
buscar felicidad en el tener, a perder tu tiempo en cosas que no vas a poderte
llevar cuando mueras, a desgastar toda tu fuerza en buscar tesoros que perecen
y finalmente son inútiles (Mateo 6:19-21)
El reino de Dios es el lugar donde perfectamente se reflejan
el carácter y los valores de Dios, es un lugar donde hay justicia, porque Dios
es justo. Es un lugar donde hay amor, porque Dios es amor, es un lugar que
refleja lo que Dios es y lo que Dios hace. Es el lugar donde está el gobierno
de Dios y allí hay luz, compasión, paz y toda virtud porque es Él mismo quien
gobierna. Ese lugar donde Dios quiere establecer primero su gobierno es
esencialmente nuestro corazón.
Por esto la oración del Padre nuestro dice “Venga tu reino.
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.”, Mateo 6:10,
observemos que no es llévanos a tu reino, sino que tu reino venga a nosotros.
En el reino de los cielos no hay ansiedad, dolor, tristeza,
desesperanza o amargura, entonces así como en el cielo donde no hay este tipo
de cosas, venga a mi corazón, a mi mente a todo mi ser la paz de Dios: “porque
el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el
Espíritu Santo.”, (Romanos 14:17)
Lo mejor del reino de Dios es que hay un Rey que primero dio
su vida por ti, que primero se hizo siervo para que tú no tuvieras que ir a esa
cruz y ahora fueses libre. Y de manera extraordinaria, ahora vive en ti por
medio de su Espíritu, entonces su presencia está disponible en todo momento
para ti, mediante la oración puedes hablar con el Rey sin sacar cita previa, ni
intermediarios. Oración.
«Padre, Santificado sea tu nombre, venga a mi corazón tu
reino de justicia, paz y gozo en el Espíritu, venga a mi vida también el amor,
la sanidad integral que solo puede traer el Rey de Reyes, en el nombre de
Jesús, mi Señor y Salvador, amén.
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