El reino de Dios está dentro de ti
“Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la
justicia, reposo y seguridad para siempre.”, Isaías 32:17
“Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la
multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado”, Juan 11:42
El reino de Dios está dentro de cada creyente, porque somos
el lugar de adoración para Dios, donde adoramos en Espíritu y verdad. En
palabras cortas y contundentes: El reino de Dios es Cristo reinando en nuestro
corazón.
El Santo Espíritu de Dios en nosotros trae paz interior
verdadera, pero esta paz solo pudo venir de una manera: fruto de una justicia
realizada por Dios en Cristo: «Justificados, pues, por la fe tenemos paz para
con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo,» (Romanos 5:1).
Pero incluso ya habiendo recibido la paz interior, muchas
veces por los afanes, por nuestra tendencia al pecado, perdemos la paz, aunque
no perdemos su Espíritu, dejamos de experimentar el gozo y la paz interior y
debemos recuperarla con urgencia ¿cómo recuperamos esta paz interior? La clave
es la fe en Cristo y la fe la colocamos en acción para reencontrarnos con esa
paz, en la oración.
Pero esta oración debe ser como Cristo nos enseñó, pues él no
se dejó robar la paz en ninguna situación. Recordemos cuando Jairo lo fue a
buscar urgente porque su hija murió, también la mujer del flujo de Sangre salió
al encuentro en ese momento y la multitud le apretaba pero el Señor no perdió
la paz. Tampoco se dejó robar la paz cuando le cuentan que su gran amigo Lázaro
había muerto (Marcos 5:24-25, Juan 11:21-22). Dios ya le había revelado su
propósito con toda situación ¿y en qué momento se lo reveló? la respuesta es
que antes de empezar el día tan ajetreado Jesús oraba en la mañana:
“Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar
desierto, y allí oraba”, (Marcos 1:35). Así nosotros, reflejando a Cristo, cada
mañana y en cualquier momento, en oración, buscamos esa paz para fortalecernos
en el hombre interior por su Espíritu, para que podamos enfrentar toda
situación en esa paz verdadera que sólo Cristo nos da pues él mismo prometió
darnos su paz: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la
da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27) Oración.
«Padre, en Cristo está mi paz y por lo tanto el reino de Dios
ha venido a mi vida, esa paz indecible que supera todo entendimiento que guarda
mi corazón y mis pensamientos, por eso entrego toda preocupación, ansiedad o
cualquier situación en tus manos, en el nombre de Jesús, amén.
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