La ley y la
gracia. Parte 2
“anulando el
acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria,
quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados
y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la
cruz.” Colosenses 2:14-15
La esencia
de la gracia es proveer, pero la de la ley es demandar. Con la gracia Dios
proveyó de justicia para que el hombre la recibiera, por medio de la fe en su
hijo Jesucristo, quien murió para satisfacer la justicia de Dios y pagar la
deuda que la ley demandaba ante nuestros pecados.
Entonces,
¿ahora no cumplimos la ley? Claro que si, la ley del amor, pues el que ama a su
hermano no le hace daño, el que ama a Dios le obedece. Ese gran amor fue puesto
en nuestro corazón por el Espíritu Santo, el Señor mismo, nos dio un nuevo
corazón y con tinta de su sangre preciosa, escribió en nuestros corazones sus
leyes para que las cumpliéramos no por esfuerzo humano sino por el poder de su
gracia, como dice la escritura ante el cumplimiento de esta promesa: “Este es
el pacto que haré con ellos, después de aquellos días, dice el Señor: Pondré
mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, ” (Hebreos 10:16).
Entender
esta gracia, este don de Dios, nos lleva hacia la libertad del pecado, pues el
dejar lo malo y hacer lo bueno, no es posible sin Cristo, debemos volver por lo
tanto a Cristo y aceptar el regalo de su justicia, ¡esta es la buena noticia! Oración.
«Mi Dios y
mi Salvador, cuán agradecido estoy, si tu moriste en la cruz, yo morí también a
mi pecado, si tú resucitaste, yo también resucité y ahora tengo vida eterna por
fe en tu nombre, precioso regalo, don maravilloso que anhelo compartir en amor,
con mi prójimo. Amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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