AMA A TU
PRÓJIMO
“Jesús le
dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con
toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es
semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos
depende toda la ley y los profetas”, Mateo 22:37-40
Todos
sabemos que estos dos son los más grandes mandamientos y hasta los repetimos de
memoria, pero como dice el refrán: “Del dicho al hecho hay mucho trecho”. En
ocasiones, existe mucha distancia entre lo que uno dice y lo que hace, por lo
que conviene no hacer promesas que uno no puede cumplir. En este caso nosotros
no sabemos cómo demostrar el amor que nos pide la Palabra de Dios. Se nos hace
más fácil expresar nuestro amor a un Dios intangible que a las personas que nos
rodean. 1 Juan 4:19-20 “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. Si
alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que
no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha
visto?”.
Pensamos de
pronto que vamos a ser rechazados o queremos que primero nos demuestren amor
para nosotros expresarlo después, podemos quedarnos largo tiempo esperando esto
y nunca tendremos la oportunidad de dar amor a otros.
Jesucristo
demostró su amor aún sin esperar nada a cambio. Su sacrificio en la cruz fue un
regalo de amor para la humanidad, aunque muchos no lo acepten y lo rechacen.
¿Dónde estaríamos si Jesús hubiera escogido reservar su acto de entrega hasta
que alguien le demostrara que lo amaba y lo aceptara primero? Ninguno de
nosotros sería salvo. Dice: 1 Juan 4:10 “En esto consiste el amor: no en que
nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su
Hijo en propiciación por nuestros pecados”.
Lo mismo nos
pide Dios a nosotros: que amemos por completo a nuestro prójimo, aunque éste no
lo haga, ni sea bueno con nosotros. Jesús lo hizo durante todo su ministerio,
amó sin medida y lo demostró con hechos. Necesitamos aprender a expresar el
amor por otros no sólo con palabras sino con acciones concretas. Aún amar a
aquellos que nunca habrán de amarnos recíprocamente.
El amor que
Dios nos pide es un amor “agape”, sin condiciones y sin conveniencias. Amar va
entonces en contra aún de nuestros sentimientos, de que nos guste o no.
Reflejar al Cristo Vivo va más allá de las palabras, debe mostrarse con nuestro
comportamiento y acciones hacia los demás.
Hoy comienza
con un paso de amor y de acción haciendo algo por alguien que te ha costado
amar. Oración.
"Señor
Jesucristo, dame un corazón semejante al tuyo, moldéalo y transfórmalo para que
pueda amar a otros como tú lo haces. Quebrántalo si es necesario para poder
demostrar con acciones cuán dispuesto estoy a hacer tu voluntad, ayudando,
soportando, perdonando y sirviendo a los que me rodean sin condiciones. Quiero
reflejar tu presencia en mi diario caminar. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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