miércoles, 22 de julio de 2020

La Gracia sobreabundó


La Gracia sobreabundó
“Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.” Romanos 5:17
El pecado de un solo hombre, Adán, trajo la muerte a la humanidad, pero aún más grande es la gracia maravillosa de Dios y el regalo de su perdón y de la vida eterna, gracias a un solo hombre, Jesucristo (Romanos 5:15).
La ley de Dios, sacó a flote, reveló cuán lejos estábamos de Él y nuestra incapacidad para cumplir sus justos, santos y perfectos mandamientos (Romanos 7:12). El pecado que moraba en nosotros, se aprovechó del santo mandamiento, para introducir en nosotros toda clase de deseos codiciosos (Romanos 7:8-9), como si la ley al decirnos “no hagas” para evitarnos la muerte, el pecado daba más impulso para hacer lo contrario, debido a nuestra naturaleza caída y como resultado, abundó el pecado en nosotros.
Pero gracias a Dios por Jesús, que con su muerte en la cruz pagó el precio y nos libró de esa lucha infructuosa contra el pecado (Romanos 7:24), triunfó, llevando sobre el madero, a nuestro viejo hombre, lleno de delitos y pecados; esto lo explica de manera contundente Romanos 8:3 “Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;”.
El resultado entonces, es la sobreabundante riqueza de su gracia (Romanos 5:20), para que el pecado no controle ahora nuestra vida, ni obedezcamos a los deseos pecaminosos, ni usemos nuestro cuerpo como instrumento de maldad para servir al pecado, al contrario, podemos entregarnos completamente a Dios, sirviendo a sus propósitos y viviendo una vida abundante, puesto que el pecado no es nuestro amo, porque la verdad es que ya no vivimos bajo las exigencias de la ley. En cambio, vivimos en la libertad de la gracia de Dios. (Romanos 6:12-14) Oración.
«Padre bondadoso, en tu gracia me deleito, ya el pecado no puede controlar mi vida porque fue condenado en la cruz, ayúdame a entender y a vivir en esta gloriosa libertad de tu gracia en Cristo. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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