miércoles, 8 de abril de 2020

Misión que cumplir


Misión que cumplir
“Vino palabra de Jehová a Jonás, diciendo: Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí. Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová”. Jonás 1:1-3
Jonás era un profeta escogido para llevar un mensaje de arrepentimiento a Nínive, pero él trató de escaparse de la presencia de Dios y se embarcó en dirección contraria, en el primer barco que lo pudiera llevar más lejos.
Jonás decide osadamente escapar de su misión, pero más aún, de la presencia amorosa de Dios. Pronto, la fuerte brisa anunció un cambio de planes, una gran tormenta se avecina. En pocos minutos los marineros estarían sosteniendo a Jonás de sus cuatro extremidades y sería lanzado al mar.
Hay ocasiones en que nuestra torpeza para obedecer merece un empujón de parte de Dios, pero en verdad, es un empujón para acercarnos a su corazón.
El pez fue la respuesta de Dios a otro de los planes de huida de Jonás. La inmensa boca se abrió y Jonás entró hacia el oscuro interior del estómago del pez. Si alguien podía sentirse maltratado por la vida y por las circunstancias, ese era Jonás.
Hoy, el mundo entero, recibe un empujón de parte de Dios, con la pandemia del Covid 19, y estamos confinados a un encierro que nos debe llevar a encontrarnos con nuestro Creador, a evaluarnos si realmente estamos haciendo lo que Dios quiere que hagamos o seguimos caminando en sentido contrario a lo que Él manda.
Muchos culpamos a Dios de lo que sucede y muchos creen que es obra del enemigo; lo cierto, es que hay un desasosiego, hay soledad, alguien decía: estoy a punto de enloquecer en este encierro. Al igual que Jonás, nunca había estado tan solo, tan lejos del mundo, de la luz y de su destino, él llegó a un punto donde los amigos no están, las puertas se cierran y las oraciones parecen no ser oídas. ¿Qué hay que hacer en esta circunstancia?
Jonás se volvió hacia Dios, su único camino. Su oración es una confesión, es una cantata a la fidelidad de Dios. Tres días en el vientre del pez quebrantaron al profeta. Jonás no pidió ser sacado de allí, sino que declaró su pecado y reconoció su corazón rebelde. Y cuando Jonás pronunció: «Más yo con voz de alabanza, te ofreceré sacrificios, pagaré lo que prometí», Dios lo mandó sacar del pez para que cumpliera lo que Dios le había ordenado.
Hoy, queremos salir pronto del encierro en el cual estamos, pero no hay mayor libertad que la de aquél que ha rendido su vida y voluntad a Jesucristo y así cumplir la misión que Él tiene para cada uno de nosotros. Oración.
«Amado Dios, quiero estar siempre en tu presencia para llenarme de tu amor y poder y de esta manera, lograr cumplir la misión que me has encomendado. Estoy dispuesto a hacer tu voluntad, a donde quieras que vaya, iré, si quieres suplir alguna necesidad mediante mi vida, estoy a tu servicio y mi vida entera es para ti. Te amo Señor. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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