jueves, 2 de abril de 2020

Dios nos libra de toda esclavitud


Dios nos libra de toda esclavitud

“Después Samuel convocó al pueblo delante de Jehová en Mizpa, y dijo a los hijos de Israel: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Yo saqué a Israel de Egipto, y os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los reinos que os afligieron. Pero vosotros habéis desechado hoy a vuestro Dios, que os guarda de todas vuestras aflicciones y angustias, y habéis dicho: No, sino pon rey sobre nosotros”. 1 Samuel 10:17-19a
En el Antiguo Testamento Dios habló a su pueblo a través de profetas, en este caso, Samuel es la voz de Dios a Israel y es impactante que Dios mismo tenga que recordarles, los prodigios hechos para sacarlos de la dura esclavitud bajo los egipcios y de todo reino que a ellos los oprimían. Y esto nos sucede con frecuencia a nosotros, luego que nos ha dado la libertad del pecado y la tribulación ha pasado, olvidamos fácilmente la bondad y la misericordia de Dios; cada día está lleno de milagros, cada día la mano del Señor se abre para colmarnos de bendiciones, pero por el afán y la ansiedad de nuestra vida, pasan desapercibidos los favores de Dios.
Vemos aún más, que su pueblo había desechado a Dios, adorando ídolos cananeos, por eso Samuel les viene diciendo: “Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros, y preparad vuestro corazón a Jehová, y sólo a él servid” (1 Samuel 7: 3a).
Esta palabra escrita hace más de tres mil años, es tan fresca el día de hoy y nos habla a nosotros para que examinemos a quién tenemos en nuestro corazón ocupando el primer lugar en nuestra vida, qué cosas, situaciones o personas se han convertido en nuestros ídolos. La biblia dice en Santiago 4:5 “¿O pensáis que la Escritura dice en vano: ¿El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?” Dios nos quiere para Él en total consagración y adoración, así que no pongamos condición como el pueblo de Israel, pues Él nos guarda de todas nuestras aflicciones, temores y angustias. Oración.
«Padre amado, bendeciré tu nombre eternamente y para siempre y no olvidaré ninguno de tus beneficios, tú perdonas todas mis maldades, sanas mis dolencias, rescatas del hoyo mi vida, me liberas de toda esclavitud, me coronas de favores y misericordias, pues nueva es cada mañana tu bondad, grande es tu amor. Gracias Señor. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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