MI RAZONAMIENTO ESTÁ EN TI SEÑOR
“Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra
el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a
Cristo”, 2 Corintios 10:5
Dios dio la mente al hombre con la que podemos crear
nuestros propios pensamientos y nuestros propios razonamientos, y cuántos han
sido para logros muy útiles, loables y científicos, pero por nuestra naturaleza
pecaminosa siempre se ha desviado el razonamiento no acorde con la voluntad de
Dios.
Encontramos que en hebreo la palabra mente es “Leb”: el
corazón, los sentimientos, la voluntad, el intelecto, el centro; y aparece por
primera vez en Génesis 6:5, “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era
mucha en la tierra, y que todo designio (intención, propósito) era de ellos de
continuo solamente hacia el mal”. El corazón es el centro del ser humano, donde
reside la voluntad que nos lleva a tomar nuestras propias decisiones sean
buenas o sean malas.
El hombre busca a Dios a través de sus propios raciocinios,
pero “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo
conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a
cada uno según su camino, según el fruto de sus obras” (Jeremías 17: 9-10), por
tanto, si bien con nuestra mente obtenemos el conocimiento, sólo con nuestro
espíritu tendremos comunión con Dios, pues es allí donde el Espíritu Santo nos
revela las verdades y secretos de Dios.
El hombre que vive bajo su razonamiento y no ha aceptado a
Cristo y su Palabra en su corazón, la Biblia lo llama hombre natural y dice:
“Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios,
porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente.” (1 Corintios 2:14).
Hermano nos corresponde derribar todo argumento que se
levante en nuestra mente en contra del conocimiento de Dios y someter todo pensamiento
a la obediencia de Cristo, según su Palabra. Esto requiere fe para actuar en la
dimensión espiritual. Oración.
"Amado Dios, perdona la altivez de mi corazón, perdona
mi manera de razonar apartada de ti, pero hoy abro y someto mi mente al conocimiento
tuyo, enséñame tus estatutos y mandatos para transformar mi vida, y que nada
interrumpa mi comunión contigo, quiero cumplir paso a paso el plan que tú
tienes para mí, hazme sensible a la guía de tu Santo Espíritu. Te amo Señor.
Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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