EL PADRE QUE NECESITO
“También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de
ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y
les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor,
se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo
perdidamente”, Lucas 15:12-13
Jesús habló siempre en alegorías, aquí el padre de los dos
hijos es Dios y nos muestra su rol de Padre amoroso, paciente y misericordioso
que establece normas de vida para sus hijos. El hijo más joven por su actitud,
no está dispuesto a vivir de acuerdo con las reglas que su padre ha establecido
y pide su herencia para irse a vivir lo más lejos posible, dándole rienda
suelta a sus deseos lujuriosos y vida desordenada. Pero la vida le dió un gran
giro, cuando el dinero se acabó y vino una gran hambre sobre aquella tierra,
tuvo que ir a cuidar cerdos, un animal inmundo para los judíos. El joven tenía
tanta hambre que estuvo dispuesto a comer del alimento que comían los cerdos,
pero nadie le daba.
Vemos al hijo de un hacendado, habituado a la riqueza, ahora
sin dinero, hambriento, solo y humillado. Qué amargo resultado se obtiene de
las malas decisiones. La Biblia dice “Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos
jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de
hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el
cielo y contra ti” (Lucas 15:17-18)
Hoy muchos caminan por la vida como el hijo pródigo,
derrochando lo mucho o poco que ganan, llevan una vida de placeres insaciables,
dando tropezón tras tropezón, sin rumbo, ni destino, pero, así como este hijo,
hay que levantarse y acudir al dueño de la vida, aquel que nos dijo “yo he
venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
Vuelve a Dios, a su presencia, reconócelo en todos tus caminos, que como el más
dulce de los Padres está esperando tu regreso, Él quitará tus harapos y te
vestirá de vestidos reales, saciará tu hambre y allí encontrarás su bendición. Oración.
"Amado Dios, por mucho tiempo viví perdido, sin rumbo y
hundido en el lodo cenagoso, pero he vuelto a ti oh Padre, a quien tanto me
ama, a quien me toma en sus brazos, me pone nuevos ropajes y sacia el ansia de
mi alma. Hoy me rindo a tus pies como verdadero hijo, te amo Padre. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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