LA MISERICORDIA DE DIOS ES NUESTRO REFUGIO
“Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu
obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira
acuérdate de la misericordia. Dios vendrá de Temán, Y el Santo desde el monte
de Parán. Selah Su gloria cubrió los cielos, Y la tierra se llenó de su
alabanza. Y el resplandor fue como la luz; Rayos brillantes salían de su mano,
Y allí estaba escondido su poder. Delante de su rostro iba mortandad, Y a sus
pies salían carbones encendidos. Se levantó, y midió la tierra; Miró, e hizo
temblar las gentes; Los montes antiguos fueron desmenuzados, Los collados
antiguos se humillaron. Sus caminos son eternos”, Habacuc 3:2-6
Esta oración de Habacuc es expresada en un momento de
dificultad donde Dios iba a disciplinar a Judá, no fue agradable oír su juicio
cuando anunciaba la invasión babilónica sobre su pueblo. El profeta aceptó la
voluntad de Dios, pero de inmediato siente temor y eleva una oración de fe y
confianza, pidiendo la ayuda y la misericordia divina. No pidió escapar de la
disciplina pues entendía que el pueblo necesitaba una lección por haberse
apartado del Señor, pero sí le pide que en medio de esa adversidad avive su
obra.
Esto nos debe recordar que Dios sigue disciplinando con amor
esperando que regresemos a Él, cuando por nuestro pecado nos hemos alejado y
estamos viviendo sus consecuencias. En medio de la aflicción y la prueba
debemos recordar que la misericordia de Dios es nuestro único refugio. Él está
al control de todo y revindicará a los que vuelven su mirada a Él y deciden ser
fieles. Debemos esperar en silencio, pues está actuando en medio de los
tiempos.
El cuadro que el profeta presenta en esta porción es de un
Dios verdaderamente glorioso al que clama por misericordia y anuncia que
confiará en su cuidado y soberanía. Estamos viviendo tiempos difíciles, de
mucha ceguera espiritual, vemos a la humanidad sufriendo por el pecado y por
apartarse del Señor. Debemos como hijos de Dios clamar por su misericordia y
compasión, para que nuevamente manifieste su poder y nos restaure.
Habacuc hace alusión a los acontecimientos del pasado donde
Dios se manifestó a su pueblo independientemente de su rebelión y le dio nuevas
oportunidades. Qué privilegio contar con ese Majestuoso y Santo Dios que es
lento para la ira y grande en misericordia, cuya gloria trasciende a toda la
creación y cuyo carácter nunca cambia porque siempre está dispuesto a perdonar
y comenzar de nuevo. Tanto la ira como la misericordia son parte de la
naturaleza multiforme de Dios. Aun cuando le ignoramos y desobedecemos, su amor
es inagotable a pesar de nuestras acciones hacia Él. Jeremías 31:3b “Con amor
eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. Oración.
"Señor mira si hay algo en mi vida que me impide
obedecerte y no me deja entregarme totalmente a ti. Derriba con el poder de tu
Palabra cualquier pecado que domine mi corazón y que me ha llevado a la
aflicción, a la amargura y a la desesperanza. Aviva tu Palabra en mi corazón,
ten misericordia y ayúdame a estar confiando, ser fiel y a vivir de acuerdo a
tu voluntad. Amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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