“Tu amor inagotable durará para siempre; tu fidelidad es tan
perdurable como los cielos.” Salmo 89:2
Hay un límite para el amor humano. Se desgasta. Se seca.
Por eso tienes que tener el amor de Dios en todas tus
relaciones, si estas van a persistir. El amor de Dios nunca se desgasta. El
amor de Dios es paciente, persistente y perseverante.
¿No es una buena noticia saber que Dios nunca se da por
vencido contigo? No importa lo que hagas, Su amor nunca se rinde. Es lo
suficientemente amplio como para incluir a todo el mundo, y es lo
suficientemente largo, como para durar para siempre.
Dios nunca te amará más de lo que Él ahora mismo te ama. Pero
tampoco te amará menos de lo que te ama ahora mismo.
Él te ama en tus días buenos. Él te ama en tus días malos. Su
amor no está condicionado por tu respuesta. Dios es amor, y Su amor se da
libremente. No puede ser ganado, y no es merecido.
Acepta Su amor y adóralo, sabiendo que Su amor es suficiente
para durar por siempre: “Espero que puedan comprender, como corresponde a todo
el pueblo de Dios, cuán ancho, cuán largo y cuán profundo es su amor. Es mi deseo
que experimenten el amor de Cristo, aun cuando es demasiado grande para
comprenderlo todo.” (Efesios 3:18-19
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