1 Pedro 1:12
A ellos se les reveló que no se estaban sirviendo a sí
mismos, sino que les servían a ustedes. Hablaban de las cosas que ahora les han
anunciado los que les predicaron el evangelio por medio del Espíritu Santo
enviado del cielo. Aun los mismo ángeles anhelan contemplar esas cosas.
Cuando dice a ellos se les reveló, ¿a quién se está
refiriendo? A los profetas que menciona en el versículo 10. Éstos anunciaron la
gracia que nos es ofrecida hoy en día. Entonces, lo que nos está explicando
Pablo, es que estos profetas estaban anunciando algo que no era para su tiempo
sino para el nuestro. Anunciaron lo que habría de venir y así como lo dijeron,
así sucedió.
Hoy estamos acostumbrados a que las cosas funcionen de manera
muy peculiar. Queremos ver y entender los resultados inmediatamente. Si ves un
rato la televisión podrás encontrar infinidad de productos “milagrosos”. Hazte
millonario en muy poco tiempo. Ten el cuerpo que siempre deseaste en tan solo
unos cuantos minutos. Todo gira alrededor de conseguir un resultado inmediato y
con el menor esfuerzo posible. ¿Y qué tiene que ver esto con el pasaje de hoy?
Debemos aprender que las pruebas que atravesamos, no
necesariamente tendrán un resultado inmediato. Los profetas anunciaron la
gracia y no fue para ellos en ese momento sino varios años después tuvo efecto
cuando vino Cristo y el Espíritu Santo. Nosotros queremos que las pruebas se
acaben rápido. Queremos entender el por qué de lo que nos está sucediendo.
Queremos que llegue el aprendizaje y listos para lo que sigue. ¿Cuánta gente
está orando en este momento por salud personal o la de un familiar? ¿Y si el
Señor quiere que sigamos enfermos? ¿Y si gracias a esa enfermedad creceremos
espiritualmente? ¿Y si gracias a esa enfermedad alguien entrega su vida a
Cristo? ¿Por qué aferrarse tanto a la salud? ¿Por qué no mejor nos aferramos a
servir al Señor y en dar testimonio a los demás de la reconciliación que ofrece
Jesús? No podemos estar viviendo como el mundo nos dicta. No podemos moldearnos
a lo que vemos afuera. Tenemos que moldearnos a la imagen de Cristo. Nuestras
acciones deben predicar sus principios. Nuestras palabras deben hablar sus
palabras. Por esta razón, no podemos caer en los errores que los demás caen.
Así como los profetas anunciaban lo que vendría y no se quejaban porque no
entendían lo que decían o cuándo exactamente sucedería, nosotros debemos
aprender a vivir en obediencia y servicio a Dios sin esperar entender todo lo
que nos sucede. Imagina qué ilógico sería tener a un profeta quejándose con el
Señor porque no vería quién es el Mesías. Imagina a Juan quejándose por no
entender cuándo vendría el Apocalipsis. Es ilógico. Pero cuando se trata de
nosotros y querer respuestas inmediatas y claras ya nos parece que tiene
sentido. La verdad es que es igual de ilógico exigir lo que solamente el Señor
en su soberanía quiere revelar. Nos quejamos y nos quejamos pero no llegamos a
ningún lado. Por otro lado, puede ser que estás orando sin cesar y te
encuentras igualmente estancado. ¿La razón? ¡Estamos orando por lo que el mundo
busca y no lo que nuestro Señor! Ora porque tu vida sirva para que otros vengan
a Dios. Ora para que tu vida sea de bendición para los que te rodean. Ora para
que el Señor transforme tu corazón y puedas amar a tu prójimo. Dejemos de quejarnos
y oremos para que seamos utilizados y vehículos de bendición. Si Dios nos
quiere revelar sus planes hoy, ¡Extraordinario! Si no nos revela nada,
¡Igualmente extraordinario! Su voluntad es lo mejor en cualquier escenario. No
te desanimes ni desesperes. Deja de buscar una solución o una explicación. Deja
que el Señor reine y revele conforme a su voluntad y obedezcamos mientras
esperamos a ser llamados.
Oración
Dios Padre: tu palabra es increíble y llena de bendición. Te
doy gracias por revelarme lo que es importante y ayudarme a discernir entre
aquello que me ayudar a crecer espiritualmente y lo que no. Perdóname por
cuestionar tus planes y estar demandando una explicación a lo que me sucede.
Hoy entiendo que debo entregarme incondicionalmente a Ti y confiar en tu amor y
tu voluntad por encima de todo. Gracias Señor. En Cristo Jesús. Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario